viernes, 8 de diciembre de 2023

La conexión franciscana

Somos perfectamente conscientes de que afirmar que los emblemas que decoran la techumbre de las Claras de Salamanca conforman una crónica visual ideada por la reina Berenguela (1180-1246) es mucho afirmar, sin embargo, cuanto más profundizamos en el asunto, más creemos estar en lo cierto y lo divulgamos por este medio sin ninguna pretensión más que la de aprender y compartir, tratando siempre de hacerlo de manera razonada, razonable y documentada. Porque, si ya era mucha casualidad que las fechas de construcción de la iglesia y la de los hechos narrados fueran coincidentes, después aprendimos que, tal y como contamos en la entrada anterior, no estábamos ante una obra de la heráldica nobiliaria propia de la Edad Moderna, sino ante una obra medieval que muestra la heráldica plástica y viva nacida en Aquitania y exportada a Castilla, esa que reivindicaba Faustino Menéndez Pidal de Navascués, el que fue el mayor experto de nuestro país en estos temas.

En esta nueva y necesariamente extensa entrada queremos tratar otro aspecto, sumamente revelador e importante, que justifica nuestra afirmación de que Berenguela fue la promotora de esta obra. Nos basamos para ello, fundamentalmente, en las investigaciones realizadas por la profesora María del Mar Graña Cid, que nos permiten ligar el interés de la reina por la promoción y expansión de las órdenes mendicantes, en particular de las de corte franciscano y, más concretamente aún, de las Clarisas o, como se denominaban en sus comienzos, cuando todavía no había sido aprobada la regla de santa Clara, de las Damianitas.


Santa Clara de Asís.

Vayamos de lo general a lo concreto, recopilando hechos que relacionan a Berenguela y su familia con el movimiento franciscano surgido en la ciudad italiana de Asís y que indefectiblemente conducen a nuestro convento salmantino:

- San Francisco (1182-1226) y santa Clara (1194-1253) fueron contemporáneos de la reina Berenguela. De hecho, el santo peregrinó a Santiago de Compostela en 1212 y la tradición señala que fue recibido en la corte castellana en Burgos.

- A partir de 1217, fecha de la ascensión al trono de Castilla de Fernando III, la alianza de la realeza con el franciscanismo fue una constante, siendo múltiples los ejemplos de apoyo y promoción, tanto en el ámbito masculino como, muy especialmente, en el femenino. Este interés familiar por lo franciscano no se limitó los reinos de Castilla y de León, sino que se dio también en los descendientes franceses de Blanca de Castilla: Isabel de Francia y el rey san Luis IX. Por cierto, tanto este último como su primo Fernando III fueron enterrados con el hábito de la orden seglar franciscana, la Tercera Orden.


San Luis IX de Francia en el árbol de los santos franciscanos.

- Destaca la profesora Graña dos aspectos importantes: por un lado, que las mujeres del círculo regio tuvieron absoluta preferencia por el sector damianita, que acabaría dando lugar a las Clarisas y, por otro, que lo hicieron siempre “muy en sintonía con los intereses del papado". Esos intereses papales pasaban por dar cabida institucional a la gran cantidad de beatas laicas que se habían ido congregando junto a ermitas mediante su conversión en monjas damianitas. Esto es algo importante ya que puede no ser casualidad que precisamente el apoyo del reino de Castilla a este movimiento coincida con el reconocimiento dado por el papa a Fernando III como heredero legítimo del reino de León. De hecho, pensamos que este apoyo pudo ser parte de algún tipo de acuerdo alcanzado en 1218.

- Si nos fijamos en la promoción de monasterios concretos y en su documentación, sin duda el apoyo regio comienza con la reina Berenguela y para ello tenemos argumentos de todo tipo, tanto legendarios como documentales.

Respecto a los primeros, dice la profesora Graña Cid que, a pesar de que las leyendas y crónicas tardías deben tomarse con cautela, en el caso de las órdenes mendicantes es necesario escucharlas, dado que en muchas ocasiones las carencias documentales sobre aportaciones y apoyos derivan de la propia idiosincrasia franciscana y de sus formas de establecimiento inicial, siempre espontáneo, flexible y, por lo tanto, informal. Todo lo anterior justifica la falta de archivos bien documentados en los comienzos. En este contexto legendario, las crónicas hacen referencia a la correspondencia mantenida entre la reina Berenguela y Clara de Asís, en la que la primera habría solicitado a la segunda una regla bajo la que se pudieran regir las comunidades damianitas que se habían formado en los reinos de Castilla y de León. Como decimos, no se conservan las cartas, pero, por ser tradición muy antigua en un contexto de ausencia documental, debe tenerse presente.

Pero, sin duda, mucho más relevante es que exista constancia documental de la participación de Berenguela en el establecimiento en Guadalajara de la primera comunidad damianita. En un documento de reciente aparición, su propio nieto, Alfonso X, reconoce que el primer monasterio damianita, el fundado en Guadalajara en 1222, “fue fecho por la mui noble y mui alta señora doña Berenguela, reina de Castilla, nuestra abuela muy querida”. Guadalajara era ciudad de su tenencia y, curiosamente, esta actuación también se dio en otras ciudades en las que la reina ejercía un poder directo. Sostiene la profesora Graña Cid que “doña Berenguela impulsó la implantación franciscana en lugares y contextos con connotación de poder, concretamente en ciudades de su señorío tales como Valladolid y Guadalajara. Allí gozaba de capacidad de maniobra y, al vincularse a esas presencias religiosas, propuestas punteras de renovación espiritual, subrayaba su autoridad y su proyección en las urbes. (…) Doña Berenguela unió su titulación señorial al franciscanismo, masculino y femenino, y con ello, además de mostrar la que parece haber sido su preferencia personal, remite a sus lazos familiares femeninos más próximos”. Si a lo anterior unimos que la reina ostentó la tenencia de Salamanca, conforme se deduce claramente de los documentos del archivo catedralicio, durante los años en que fue reina consorte de León, al menos entre 1199 y 1203, tiene todo su sentido que, una vez su hijo accede al trono leonés en 1230, también desee implantar y promover en Salamanca una congregación damianita, tal y como ya había hecho en otras ciudades de las que había sido tenente.


Santa Isabel de Francia. sobrina de Berenguela y fundadora de la abadía de Longchamp, el primer monasterio de Clarisas de Francia, lavando los pies a los pobres Pintura de Desire Laugee (1823-1896).

- A pesar de que el archivo del convento salmantino no conserva el documento fundacional u otro que ampare el mecenazgo real inicial, sí queda constancia del apoyo regio al convento en los inicios de la congregación. De esta forma, el documento más antiguo conservado es una bula de enero de 1238 en la que el papa le encomienda a Fernando III, “el monasterio y religiosas de Santa María de Salamanca, de la orden de San Damián (de Asís)”. En aquellas circunstancias en que las que el rey se encontraba haciendo la guerra en Al-Ándalus y su madre se encargaba de los asuntos ordinarios, aquella solicitud de auxilio sólo podía ser atendida por Berenguela.

- En referencia también al convento salmantino, la profesora Graña Cid no deja de sorprenderse ante la pujanza que alcanzó éste y cómo fue ésta la congregación de referencia de la que partieron las hermanas que fundaron conventos en otras localidades. En efecto, porque para Mónica Fuentes Jiménez la comunidad salmantina “pasará a postularse en la segunda mitad de siglo como un agente muy activo en la expansión de la Orden de las Clarisas en Castilla y en León. “¿Por qué fueron cuna fundacional?”, se pregunta, para destacar otra peculiaridad de esta comunidad: la directa “conexión de autoridad-autoría con la comunidad de Asís”.

Hay un último aspecto que, en ausencia de documento expreso que avale el mecenazgo de la reina Berenguela sobre el convento de Santa Clara de Salamanca, es una prueba más de que el mismo fue más que probable. Indica la profesora Graña Cid que lo habitual es que el apoyo de miembros femeninos de la realeza sea continuador del comenzado por sus antecesoras. Dice expresamente: “por lo general, los círculos consanguíneos de las promotoras procedentes del medio regio y cortesano ya venían brindando su apoyo a las órdenes mendicantes”. Y continúa diciendo que esto “fue algo muy visible en la familia real castellana a lo largo de los reinados de Fernando III, Alfonso X y Sancho IV". En el caso de las Damianitas de Salamanca es muy importante tener en cuenta este aspecto, dado que, si bien es cierto que el archivo del convento no conserva documentación expresa que mencione a Berenguela, sí contamos con bulas papales dirigidas a sus sucesoras más cercanas en el tiempo. Una bula del 1 de diciembre de 1257 pide a Violante de Aragón, esposa de Alfonso X y, por lo tanto, nieta política de Berenguela, “que ampare a las monjas de Santa María de la orden de San Damián, ayudándolas en sus necesidades y prestándoles apoyo para evitar las intromisiones e injerencias abusivas de los seglares”. Otra bula, fechada al día siguiente, autoriza “a la reina de Castilla y de León para entrar en clausura y visitar el monasterio de Santa Clara -“causa devotionis!”- dos o tres veces al año, no obstante los estatutos o costumbres contrarios, con tal de que vaya acompañada de cinco o seis matronas honestas”. Para Graña Cid este deseo de la reina Violante de compartir espacios con las consagradas venía a “manifestar la existencia de contactos de comunicación habituales con las religiosas y la asunción de un papel de protección y defensa de las mismas: la reina estaba al tanto de los problemas de la comunidad salmantina, que conocía “per experientiae claritatem”. Esta dispensa será otra de las marcas de identidad de la comunidad salmantina, que pasará de un situación de subsistencia a convertirse en lugar de acogida temporal de damas de la alta nobleza. Un año más tarde, otra bula, fechada el 27 de junio de 1258, encomienda a la infanta Berenguela el monasterio y sus monjas; necesariamente se trata de la nieta de Berenguela, hija de Fernando III y Beatriz de Suabia, puesto que la hija homónima de Alfonso X y Violante contaba por entonces con tan sólo cinco años. Esta última, bisnieta de Berenguela, refundará el convento de Toro que, tras haberse fundado con monjas de Salamanca, había sido destruido por el obispo de Coria. Así las cosas, indica Graña Cid que “es significativo que la tradición señalase a doña Berenguela como la iniciadora de esta política religiosa en el seno de la familia real y que después hubiese una cadena de mujeres marcada por la homonimia: su nieta, Berenguela II, o su bisnieta, Berenguela III”. Curiosamente, esta cadena se ramifica en la línea ilegítima procedente de Urraca Alfonso, hija natural de Alfonso IX. Una de sus hijas, Berenguela López de Haro, protegida de Berenguela la Grande, fundará la congregación damianita de Vitoria, mientras que otra hija, Mencía, fundará en Carrión de los Condes.


Pintura del convento de Santa Clara de Toro, refundado por la infanta Berenguela, la bisnieta homónima de la Grande. 

En conclusión, el interés general de Berenguela en fundar comunidades damianitas en ciudades de su tenencia y la pujanza que alcanzó precisamente el gineceo salmantino, en gran parte, por el apoyo real femenino sostenido en las generaciones posteriores, en sin duda uno de los indicios más sólidos para apoyar la teoría de que la Grande anduvo por la capital charra promoviendo la construcción del convento de santa Clara.

Las referencias básicas para esta entrada han sido:

Graña Cid, M. M., (2016). "Berenguela I y Fernando III, promotores de las órdenes mendicantes en Castilla. En El franciscanismo: identidad y poder. Asociación hispánica de estudios Franciscanos". Córdoba. Págs. 119-141.

Graña Cid, M. M. (2013). "Reinas, infantas y damas de corte en el origen de las monjas mendicantes castellanas (c. 1222-1316). Matronazgo espiritual y movimiento religioso femenino. En Redes femeninas de promoción espiritual en los reinos peninsulares (s. XIII-XVI"). Roma. Viella. Págs. 21-44.

Fuentes Jiménez, M. (2021). "Cartografía histórica del movimiento de las Clarisas de Castilla y León". Tutor: Luis Manuel Pérez-Zambrano. Trabajo Fin de Máster. Lleida. Universitat de Lleida.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Un paseo por Salamanca - Berenguela y el enigma heráldico de las Claras - La 8 Salamanca

El Real Convento de Santa Clara es una de las instituciones religiosas más antiguas de Salamanca. Sus paredes acumulan siglos de arte e historia, pero también hay que mirar hacia arriba. En el siglo pasado se producía el feliz hallazgo de su techumbre medieval original, que quedó como sobrebóveda tras la reforma barroca de Churriguera. Sin embargo, esta cautivadora armadura permanece sin descifrar. Los investigadores Miguel Ángel Martin y Charo García de Arriba han encontrado un hilo del que tirar para construir una historia sorprendente: toda la heráldica está contando una historia, la de la reina Berenguela y la unión de las coronas de León y Castilla en su hijo Fernando III. Un ejemplo más del alcance de esta mujer única que también protagoniza la última novela de José Ángel Mañas.

Un programa de La 8 Salamanca editado y montado por Paco Gómez y grabado por María González.

Una techumbre flordelisada - parte I

Contando que la decoración de la techumbre medieval del convento de Santa Clara nos "habla" de hechos acaecidos en los reinos de L...