lunes, 29 de abril de 2024

Una techumbre flordelisada - parte I

Contando que la decoración de la techumbre medieval del convento de Santa Clara nos "habla" de hechos acaecidos en los reinos de León y de Castilla y de personajes principales de esos dos reinos, no es raro que nos pregunten a qué se debe que haya pintadas tantas flores de lis, que son sobradamente conocidas como propias de la realeza francesa. En efecto, la flor de lis terminó siendo la figura principal de la heráldica de los Capeto, pero eso fue ya en la época en la que Blanca de Castilla, hermana de la reina Berenguela, se convirtió primero en princesa y más tarde en reina consorte de Francia, concretamente en el año 1223. Sin embargo, antes de que los reyes tuvieran escudo de armas tal y como hoy lo conocemos, uno de los emblemas que utilizaron los monarcas de todos y cada uno de los reinos cristianos para identificarse como tales fue la flor del lirio.


Federico Barbarroja (1122-1190), emperador del Sacro Imperio Germánico, representado con un cetro rematado con una flor de lis. 





Emblemas con flores de lis en la techumbre del convento de Santa Clara de Salamanca. 

En consecuencia, cabe preguntarse cómo es posible que distintas monarquías emplearan un mismo símbolo. No se trata de ningún misterio y la razón es que la Biblia era la fuente de la que bebía todo el mundo cristiano. Como explica la profesora Diana Olivares en su artículo dedicado a la flor de lis, incluido en la Base de Datos Digital de Iconografía Medieval de la Universidad Complutense de Madrid, son dos los pasajes bíblicos que motivaron que durante la Edad Media a Cristo se le identificase con dicho emblema: por un lado, en el Cantar de los Cantares se dice "yo soy un lirio de los valles” (Cant. 2,1), por otro, en un pasaje del profeta Isaías se afirma que del Árbol de Jesé nacerá una flor identificada con el Mesías (Is, 11). Es por esto por lo que se empezó a representar a Cristo al lado o rodeado de lirios y, en ocasiones, sosteniendo un cetro regio rematado con dicho elemento.


Capitel situado en el interior de la iglesa románica de Nuestra Señora de la Asunción en Pisón de Castrejón (Palencia).

Posteriormente se trató de representar el cumplimiento de la profecía de Isaías a través de la figura de la Virgen María, de tal forma que se hicieron habituales iconografías como la de Nuestra Señora de la Flor de Lis, en las que la Virgen sostiene en una mano al niño Jesús y en la otra una flor. Esta flor es habitualmente un lirio, pero no siempre, y, en cualquier caso, no suele rematar un cetro, sino que nace directamente de la mano de María para indicar que ella es la vara que vertebra el Árbol de Jesé del que brota la flor, que es Cristo. Es decir, sostiene el significante (la flor) con una mano, mientras con la otra muestra el significado (el Mesías). Se trata de una simbología medieval que transmite un mensaje metafórico, siendo la flor y el niño símbolos redundantes dispuestos para expresar la idea de que en la mujer elegida por Dios se encarna el anuncio profético. Por lo tanto, en estos casos y a pesar de ser la Virgen quien la sostiene, la flor no es aún un emblema mariano, sino cristológico, pues es a Cristo a quien se equipara. La asignación de las flores de lis y las azucenas a María no se populizará hasta la segunda mitad del siglo XIII, en gran parte gracias a la promoción del culto mariano en la que se empeñó Alfonso X de Castilla y de León, el nieto de Berenguela la Grande.


Virgen de la Flor de Lis, pintura del siglo XIII conservada en la cripta de la catedral de la Almudena en Madrid.

En ocasiones aportamos pruebas de lo que decimos echando mano de ejemplos lejanos al convento de Santa Clara de Salamanca, sin embargo, hoy os vamos a mostrar dos maravillas muy cercanas en el tiempo y el espacio al cenobio salmantino. La primera es el Cristo que preside el Apostolado que se conserva en la iglesia de San Juan Apóstol en Alba de Tormes. Habíamos visto flores de lis rodeando escenas de la vida de Jesús en capiteles románicos, pero no nos habíamos topado con ningín lirio rematando un cetro real sostenido por un Cristo entronizado. La iglesia de cuya portada principal formaba parte el Apostolado se construyó durante la repoblación de Alba de Tormes ordenada por Alfonso IX, medida necesaria tras los estragos causados en ella por tropas aliadas castellano-aragonesas en el marco de la guerra librada entre los reinos de León y de Castilla entre 1196 y 1197.



La otra maravillosa obra de arte que os queremos mostrar, también del siglo XIII, aunque parece que realizada unos años más tarde que el Apostolado, es la Virgen que decora el parteluz de la puerta de la Gloria o del Perdón en la catedral de Ciudad Rodrigo y que se conservó a pesar del fuego artillero que cayó sobre la ciudad en los asedios a los que se vio sometida en 1810 y 1812. Se observa a María como cumplidora de la profecía de Isaías, sosteniendo al Niño en un brazo y mostrando una enorme flor en la otra. La catedral de Ciudad Rodrigo se comenzó a construir durante el reinado de Fernando II de León, concretamente hacia 1164, cuando estaba casado con Urraca de Portugal, y las obras continuarían durante los reinados de su hijo Alfonso IX y de su nieto Fernando III. Muy similar, con otro tipo de flor, pero expresando la misma idea de cumplimiento profético, es la imagen de la Virgen del parteluz de la portada de la Majestad de la colegiata de Toro y, tal vez, y aunque le falta la mano derecha, lo fuera también la Virgen Blanca que da nombre a la portada del Juicio Final de la catedral de León.


Apoyados por los dos pasajes bíblicos anteriormente citados, los y las monarcas de todos los reinos cristianos se vieron autorizados para incluir la flor de lis en su iconografía y dar cuenta así del apoyo divino con el que contaba su mandato, al mismo tiempo que equiparaban su linaje al sagrado árbol genealógico de Cristo, el de Jesé.

Es por ello que, aunque al rey de León se le terminó identificando con la señal real personal de un león y al de Castilla con la de un castillo, por encima de todo ello, como símbolo común a todos los monarcas estaba la flor de lis, que les identificaba como rey de forma genérica en cualquier lugar del universo cristiano. Podríamos decir que era su corona que, por cierto, muchas veces se adornó con flores de lis.


Estatua de Berenguela la Grande con corna flordelisada en la catedral de Toledo, colocada en vida de la reina por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. Dibujo de Valentín Cardedera y Solano publicado en su Iconografía española

Ahora os invitamos a comparar las dos representaciones anteriores, la del Cristo del apostolado de Alba de Tormes y la de la Virgen del parteluz de Ciudad Rodrigo, con dos imágenes regias leonesas de la misma época.

El Cristo del Apostolado se puede comparar con la siguiente imagen de Alfonso III el Magno, representado en el Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis, de la primera mitad del siglo XII. Fijaos en los cetros ya que son prácticamente idénticos.


La Virgen del parteluz de la puerta del Perdón de Ciudad Rodrigo se puede comparar con el bello signo que identifica a la reina Urraca de Portugal en un documento de 1218 conservado en la Catedral de Zamora. En dicho sello la reina señala con su mano derecha a una flor de lis que sostiene con la mano izquierda, creemos que señalando no a Cristo, sino a su propio hijo, Alfonso IX, utilizando el paralelismo Cristo-rey para expresar el origen divino de la monarquía y, además, reafirmar la legitimidad, a veces cuestionada, de su vástago para reinar ya que él es la flor que nace del Árbol de Jesé del reino de León. 


Más cetros rematados con flores de lis sostenidos por reyes y reinas leoneses se pueden ver en las miniaturas del Cartulario del monasterio de los Santos Xusto y Pastor de Toxosoutos (A Coruña), datado a finales del siglo XIII.




FUENTES:

OLIVARES MARTÍNEZ, Diana (2018): "Flor de lis", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: www.ucm.es/bdiconografiamedieval/flordelis

MANZARBEITIA VALLE, Santiago (2009): "Árbol de Jesé", Base de datos digital de iconografía medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/arbol-de-jese

Arenas. P. A. (1960). Catedral de Ciudad Rodrigo. Copia digital. Valladolid: Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo, 2009-2010. Disponible en https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=6329 el 21/04/2024. Pág. 9.

martes, 16 de abril de 2024

El bote de la reina

Atesora el Museo de León un bote de madera de forma globular decorado con los emblemas entrelazados del rey de Castilla y de la dinastía Hohenstaufen, que indudablemente evocan el matrimonio formado por Fernando III y Beatriz de Suabia, algo que recuerda al una cum uxore mea que parece que forman el mismo castillo y la chova piquirroja en la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca. Llama la atención la ausencia de las armas del rey de León, habiendo sido proclamado Fernando como tal en 1230, lo que podría indicar que esta hermosa pieza se elaboró en el período comprendido entre los años 1220 y 1230, cuando la pareja todavía reinaba solamente en Castilla.


Imagen gentileza del Museo de León.


Imagen gentileza del Museo de León.

Otra posibilidad es que el bote, que parece ser que era un joyero, fuera propiedad del infante Felipe de Castilla (1231-1274), hijo de la susodicha pareja, ya que sabemos que sus armas eran un cuartelado formado con el castillo de su padre y el águila negra de su madre. En cualquiera de los dos casos la pieza estaría datada en el siglo XIII, lo que para nuestra investigación es mucho más trascendente que el hecho de saber quién fue el verdadero propietario del joyero.


Sepulcro del infante Felipe de Castilla en la iglesia de Santa María la Blanca en la localidad palentina de Villalcázar de Sirga. 


Armas del infante Felipe de Castilla, nieto de la reina Berenguela y hermano del rey Alfonso X. 

Águila negra en campo de plata, armas de la dinastía Hohenstaufen, a la que pertenecía la reina Beatriz de Suabia.


Armas de los Hohenstaufen en el joyero conservado en el Museo de León. El campo del emblema es oro, lo que podría significar que los castillos y las águilas que decoran la pieza son los cuarteles del emblema cuartelado del infante Felipe. 

Por otro lado, y quizá a estas alturas ya os hayáis dado cuenta, el estilo de la decoración del bote es exactamente igual al de la decoración de la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca, llamando especialmente la atención la similitud que existe en el enmarcado, mediante medallones mixtilíneos, de los emblemas del castillo y del águila en el bote y del castillo y de la chova piquirroja en la techumbre. Además, dichos marcos mixtilíneos se entrelazan exactamente de la misma manera en ambas decoraciones. 

Entrelazado de los emblemas del rey de Castilla y de la chova piquirroja, relacionado éste último con Tomás de Canterbury, santo protector de la dinastía Plantagenet, al que pertenecía la reina consorte de Alfonso VIII, Leonor Plantagenet.


Medallones mixtilíneos entrelazando los emblemas del castillo y el águila en el joyero del siglo XIII conservado en el Museo de León. Imagen gentileza del Museo de León. 


Emblema de águila que aparece en el primer tramo del arrocabe derecho de la techumbre. Todavía tenemos ciertas dudas al respecto de su identificación, pero parece que su morfología, sobre todo la de la cabeza, coincide con la de las águilas que decoran el bote que se conserva en el Museo de León. 

Así las cosas, no dejaría de resultar gracioso que un pequeño bote de madera policromada conservado en el Museo de León fuera una buena prueba para determinar que la decoración de la techumbre salmantina se realizó a mediados del siglo XIII y que ésta fue ideada por la reina Berenguela la Grande, madre de Fernando III y, por lo tanto, suegra de Beatriz de Suabia. Pero, como solemos decir, doctores tiene la Iglesia, y no siendo y no pretendiendo ser doctores en nada, lo único que podemos hacer es compartir aquello que nos llama la atención y que vamos aprendiendo en el transcurso de esta aventura que supone intentar averiguar quién diseñó la decoración de la techumbre y de qué se quiso dejar constancia a través de ella.

Emblema que en la techumbre del convento de Santa Clara de Salamanca representa a la reina Beatriz de Suabia, fallecida en 1235, habiéndose transformado el águila negra de los Hohenstaufen en una banda funeraria del mismo color que la figura. 


Según  la ficha elaborada por los expertos del Museo de León es probable que el joyero procediera de la basílica de San Isidoro y que terminara siendo propiedad de la familia de los Ceas, en cuyo palacio se encontró en el siglo XIX. En el interior del bote hay una inscripción del siglo XVIII en la que se puede leer "Reliquias de Sa Societate Sa Ursula y de Sanc. Catalina virgen", lo que implica un cambio de uso de posible joyero a relicario. Imagen gentileza del Museo de León.

No podemos concluir esta entrada sin dar las gracias a Modesto García Mulas, alumno del Centro de Educación de Personas El Inestal de Peñaranda de Bracamonte, que, motivado por las clases de Historia que recibe en dicho centro, visitó la basílica de San Isidoro y el Museo de León, donde vio el bote, de cuya existencia nos dio noticia inmediatamente.

miércoles, 10 de abril de 2024

Tiempo de reinterpretar

Hemos de decir que la interpretación del primer tramo de arrocabe, tanto en el lado izquierdo como en el derecho, es algo que ahora mismo nos estamos replanteando. Por lo que se refiere al del lado izquierdo, seguimos viendo los emblemas del matrimonio formado por Alfonso VIII de Castilla (castillo de oro) y de Leonor Plantagenet (león de oro), ambos en un campo negro o azul, no sabemos exactamente qué color es, pero, en todo caso, estamos seguros de que denotan luto, puesto que hemos aprendido que el azul también era un color funerario en la Edad Media. ¿Por quién es el duelo? No lo sabemos, de hecho, lo de la muerte de su hija Mafalda en el año 1204 y su compromiso con el hijo primogénito de Alfonso IX, Fernando el Portugués, ni siquiera sabemos si es cierto. Una lápida realizada no se sabe cuándo y colocada en la catedral Vieja nos dice "que murió por casar en Salamanca..." y eso es lo único que se conoce de esta princesa castellana, la hermana pequeña de Berenguela.  Defunciones en la familia de Berenguela hubo muchas, incluidas las de sus padres en 1214, con apenas tres semanas de diferencia entre uno y otro, siendo el primero que murió Alfonso VIII.

Por otro lado, mantenemos que el emblema con las cinco flores de oro en un campo rojo o negro representa a la realeza, probablemente a la misma reina Berenguela. De esto nos convencimos al ver en el Real Monasterio de Las Huelgas en Burgos una estela funeraria labrada en piedra con la misma representación. Desde luego, no se trata del blasón de la familia Maldonado, eso es seguro.

El cuartelado de Castilla y León con el león en color negro probablemente representa al rey de los dos reinos, Fernando III, igual que el resto de los cuartelados en cruz que hay pintados en la techumbre,  no en vano ése era su emblema personal. ¿Qué significa su colocación en este tramo de arrocabe tan críptico?; no lo sabemos, la verdad.




En el lado derecho seguimos viendo el emblema del rey de Inglaterra o de los Plantagenet (el león de oro), pero en campo negro o azul, aunque lo cierto es que no estamos seguros, lo mismo es un emblema del reino de León mostrando luto. El águila de oro en campo negro o azul no tiene que ver con el señorío de Aguilar ostentado por la reina Urraca López de Haro, como afirmamos en el pasado, ya que es un anacronismo pensar que un castillo estaba asociado a un escudo territorial en el siglo XIII. Podría ser un águila de la familia Hohenstaufen, a la que pertenecía la reina Beatriz de Suabia, la segunda esposa de Fernando III, pero no sabemos qué hace ahí ni qué relación tiene con el resto de emblemas del tramo para algunos de los cuales no tenemos una interpretación que nos termine de convencer. También podría ser un águila de Navarra, porque lo cierto es que la abuela paterna de Berenguela procedía de ese reino, que contaba con el emblema de la rapaz en el siglo XIII.


Por lo que se refiere al emblema con los palos de Aragón y la bordura azul con cruces, tenemos claro que no se trata del blasón de la noble familia salmantina de los Rodríguez de las Varillas. Seguramente este linaje se apropió de él pasado el tiempo, cuando se puso de moda la heráldica nobiliaria y los nobles ansiaban crearse un pasado heroico. Nos gusta pensar que este emblema representa en la techumbre al tenente de Salamanca y que, más tarde, junto al emblema concejil de la ciudad, la higuera y el toro sobre el puente, dio origen al escudo municipal allá por el siglo XVII. Tenentes de esta ciudad fueron Berenguela y su nieto el infante Alfonso, pero, ¿cuál es el origen del este emblema? Tenemos una teoría al respecto, pero no parece ahora el mejor momento para exponerla, quizá más adelante.




Por otro lado, ahora mismo tampoco tenemos una interpretación que nos convenza para los emblemas cuartelados y los verados que hay ambos lados, ni para el emblema con la cruz inscrita en un losange, así que seguiremos estudiando a ver si nos cuadra algo. 

Tiempo de recapitular II

En nuestra opinión la decoración del arrocabe trasero de la techumbre del convento de Santa Clara de Salamanca está relacionada con personajes y territorios de Francia e Inglaterra pertenecientes a la dinastía Plantagenet-Aquitania, siendo ésta otra de las interpretaciones que mantenemos a pesar de lo crípticos que nos siguen pareciendo algunos blasones ahí pintados. Los emblemas de la chova piquirroja en campo blanco, propio de Tomás de Canterbury, el santo protector de la familia, y el del león de oro en campo rojo, emblema del rey inglés, así nos lo indican. 


Lo que ahora nos estamos replanteando es a quién representan los tres emblemas centrales principales del tramo central. Seguimos pensando que el emblema con la banda y las dos flores de lis de oro en un campo rojo representa la muerte de alguien muy importante para Berenguela, quizá su abuela materna, Leonor de Aquitania, como ya afirmamos, o quizá sus padres, Alfonso VIII y Leonor Plantagenet, no lo podemos saber con seguridad.  En los emblemas que flanquean a éste ya no vemos Berenguela de Castilla y a Teresa de Portugal alcanzando un pacto en 1230 respecto a la herencia del reino de León. Simplemente no nos parece factible que en esta decoración se represente a personajes que no sean familia de Berenguela la Grande. 



Lo que cada vez tenemos más claro es que la clave de la decoración en su conjunto es la legitimidad dinástica. De hecho, tal acumulación de emblemas heráldicos probablemente tiene una función más didáctica que decorativa, de ahí la inserción del escudo cuartelado de Castilla y de León en los cuadrales, donde se jugaba la legitimidad para heredar el reino de León, y en el arrocabe trasero, donde parece que se recuerda que, en un momento dado, el rey de Castilla y de León, descendiente por parte de madre y de abuela de la dinastía Plantagenet-Aquitania, tendría derechos sobre territorios situados en territorio francés, perdidos por el rey Juan I de Inglaterra (el sin Tierra), tío carnal de Berenguela de Castilla, frente a la casa de los Capeto, en la que se había integrado en 1204 la hermana de Berenguela,  Blanca, al comprometerse con el heredero del trono de Francia, el futuro Luis VIII. 



¿Quién fue el destinatario de esta crónica pictórica histórica y legitimista? No lo sabemos, pero de lo que sí tenemos perfecta constancia es de que en las fechas en las que suponemos que se realiza la obra, los años cuarenta del siglo XIII, el que regentaba el reino de León es el heredero, el futuro Alfonso X, que además ha recibido de su padre el derecho a tener casa propia y la tenencia de la ciudad de Salamanca, que también ostentó con orgullo su abuela Berenguela. Por otro lado, tenemos la certeza, gracias al archivo conventual, que la reina Violante, consorte de Alfonso X, fue beneficiaria de una bula papal en el año 1257 que le permitía visitar y residir de forma esporádica en este convento. Quizá esta decoración fue un regalo o incluso una especie de pizarrón en el que se dejó pintada una crónica y una lección para un príncipe. ¿Cómo saberlo?

Tiempo de recapitular I

Entrado el mes de abril de 2024, en pleno proceso de preparación de una publicación que esperamos que esté impresa a finales de este año, creemos necesario hacer una revisión de nuestra investigación dedicada a la decoración heráldica de la techumbre medieval del convento de Santa Clara de Salamanca. Con este espíritu recapitularemos las interpretaciones que mantenemos y daremos cuenta, además, de otras que, a día de hoy, nos estamos replanteando.

Sirvan esta entrada y la siguiente para recopilar aquello en lo que nos reafirmamos, remitiéndonos además a las entradas de este Blog en las que se dan explicaciones más detalladas de las distintas interpretaciones. 

Advertimos que no vamos a blasonar los emblemas, no se hacía en el tiempo en el que se pintó esta techumbre, así que haremos una descripción de los mismos apta para todos los públicos. 

1. En el cuarto tramo del arrocabe, tanto en el lado izquierdo como en el derecho, aparece representada la reina Berenguela de León y de Castilla (1180-1246), hija de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor Plantagenet, identificada ésta última con la chova piquirroja, emblema atribuido a Tomás Cantuariense, santo protector de la dinastía Plantagenet-Aquitania, santo Tomás Cantuariense. Seguimos pensando que esta decoración heráldica fue diseñada por la misma Berenguela durante el correinado con su hijo Fernando, desconociendo la fecha de su factura, aunque todo parece apuntar a que se pudiera haber pintado hacia mediados del siglo XIII. 



2. En el cuadral derecho se representa principalmente a la descendencia portuguesa de Alfonso IX, a Sancha y a Dulce, las hijas que el monarca tuvo con su prima Teresa de Portugal. 


3. En el cuadral izquierdo la descendencia castellana de Alfonso IX de León, los hijos que tuvo con Berenguela, siendo el primogénito Fernando, futuro rey de Castilla en 1217 y de León en 1230. 







4. El primer emblema de ambos cuadrales contiene cinco piñas de pino piñonero de color púrpura en un campo de color blanco, rodeado todo con una bordura con escaques de oro y rojos. Creemos que el centro de dicho emblema representa la descendencia del rey Alfonso IX de León, son sus colores, blanco y púrpura, tanto la portuguesa como la castellana, y que la bordura indica, tal como cuentan las crónicas, que ambas ramas aspiraban a reinar, lo que se representa con los escaques, como si hubiera dos jugadores de una partida de ajedrez por el reino leonés. La piña es un emblema que posteriormente elige para sí misma la reina Catalina de Lancaster (1373-1418) ya que representaba la fertilidad por sus muchas semillas, es por ello que lo podemos ver representado tanto los capiteles del claustro como en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Soterraña en Santa María la Real de Nieva, del que ella fue la fundadora. 



5. El segundo tramo del arrocabe derecho es la legitimación que el papa concede en 1218 a Fernando III, rey de Castilla desde 1217, como heredero de su padre, Alfonso IX de León. El ganador de la partida de ajedrez y de la carrera de galgos es la descendencia castellana, el emblema que tiene en el centro las armas del rey de León y la bordura roja con castillos de oro que nos habla de su madre, Berenguela de Castilla. 



6. En el tercer tramo del arrocabe izquierdo se representa el fallecimiento en 1230 de Alfonso IX de León. Una enorme flor de lis inscrita en un losange, emblema de la realeza, aparece de luto junto a un precioso emblema con un león y una bordura de luto y con aspas que nos habla de un rey fallecido, que fue hijo de un matrimonio anulado por el papa, el de Fernando II de León y Urraca de Portugal, y que, por lo tanto, arrastraba cierta ilegitimidad. 



7. El tercer tramo del arrocabe derecho es la proclamación en 1230 como rey de León de Fernando III de Castilla. Aparecen cuatro veces las armas plenas del rey de León, el león púrpura sobre el campo blanco, y en el lineal superior las armas personales del rey de Castilla y de León, el emblema cuartelado, una innovación heráldica castellana de mediados del siglo XIII. 



8. El quinto tramo de los arrocabes derecho e izquierdo nos habla de la primera esposa de Fernando III, la reina Beatriz de Suabia, la madre del heredero, el futuro Alfonso X, fallecida en el año 1235. Sus armas, el águila negra en campo blanco de la dinastía Hohenstaufen, se rompe en una banda del mismo color que la figura del ave para expresar que la monarca no está entre los vivos cuando se decora la techumbre. En el arrocabe izquierdo la tristemente desaparecida Beatriz de Suabia está flanqueada por alas de ángel para hacerla merecedora de una elevatio animae directa al Cielo. 





9. En el sexto tramo de los arrocabes derecho e izquierdo se nos presenta a la segunda esposa de Fernando III, Juana de Ponthieu, que al morir su esposo volvió a su tierras de origen en el norte de Francia y allí adoptó un emblema que recuerda, por los puntos y la banda roja, al que parece que su suegra Berenguela eligió para la representarla en esta techumbre. 





10. El séptimo tramo, tanto en el arrocabe izquierdo como en el derecho, registra la última gestión política de Berenguela, el compromiso entre su nieto, el infante Alfonso, y Violante de Aragón. El infante, futuro rey Alfonso X, se representa con un cuartel del reino de León extraído del escudo cuartelado de su padre. De este modo tan ingenioso se indica que en el momento en el que se decora la techumbre el infante hace sus prácticas como futuro rey en el reino leonés a la par que es tenente de Salamanca. Es el cuartel de un rey becario, uno que todavía no es merecedor del escudo cuartelado de leones y castillos.

Una techumbre flordelisada - parte I

Contando que la decoración de la techumbre medieval del convento de Santa Clara nos "habla" de hechos acaecidos en los reinos de L...