martes, 16 de abril de 2024

El bote de la reina

Atesora el Museo de León un bote de madera de forma globular decorado con los emblemas entrelazados del rey de Castilla y de la dinastía Hohenstaufen, que indudablemente evocan el matrimonio formado por Fernando III y Beatriz de Suabia, algo que recuerda al una cum uxore mea que parece que forman el mismo castillo y la chova piquirroja en la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca. Llama la atención la ausencia de las armas del rey de León, habiendo sido proclamado Fernando como tal en 1230, lo que podría indicar que esta hermosa pieza se elaboró en el período comprendido entre los años 1220 y 1230, cuando la pareja todavía reinaba solamente en Castilla.


Imagen gentileza del Museo de León.


Imagen gentileza del Museo de León.

Otra posibilidad es que el bote, que parece ser que era un joyero, fuera propiedad del infante Felipe de Castilla (1231-1274), hijo de la susodicha pareja, ya que sabemos que sus armas eran un cuartelado formado con el castillo de su padre y el águila negra de su madre. En cualquiera de los dos casos la pieza estaría datada en el siglo XIII, lo que para nuestra investigación es mucho más trascendente que el hecho de saber quién fue el verdadero propietario del joyero.


Sepulcro del infante Felipe de Castilla en la iglesia de Santa María la Blanca en la localidad palentina de Villalcázar de Sirga. 


Armas del infante Felipe de Castilla, nieto de la reina Berenguela y hermano del rey Alfonso X. 

Águila negra en campo de plata, armas de la dinastía Hohenstaufen, a la que pertenecía la reina Beatriz de Suabia.


Armas de los Hohenstaufen en el joyero conservado en el Museo de León. El campo del emblema es oro, lo que podría significar que los castillos y las águilas que decoran la pieza son los cuarteles del emblema cuartelado del infante Felipe. 

Por otro lado, y quizá a estas alturas ya os hayáis dado cuenta, el estilo de la decoración del bote es exactamente igual al de la decoración de la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca, llamando especialmente la atención la similitud que existe en el enmarcado, mediante medallones mixtilíneos, de los emblemas del castillo y del águila en el bote y del castillo y de la chova piquirroja en la techumbre. Además, dichos marcos mixtilíneos se entrelazan exactamente de la misma manera en ambas decoraciones. 

Entrelazado de los emblemas del rey de Castilla y de la chova piquirroja, relacionado éste último con Tomás de Canterbury, santo protector de la dinastía Plantagenet, al que pertenecía la reina consorte de Alfonso VIII, Leonor Plantagenet.


Medallones mixtilíneos entrelazando los emblemas del castillo y el águila en el joyero del siglo XIII conservado en el Museo de León. Imagen gentileza del Museo de León. 


Emblema de águila que aparece en el primer tramo del arrocabe derecho de la techumbre. Todavía tenemos ciertas dudas al respecto de su identificación, pero parece que su morfología, sobre todo la de la cabeza, coincide con la de las águilas que decoran el bote que se conserva en el Museo de León. 

Así las cosas, no dejaría de resultar gracioso que un pequeño bote de madera policromada conservado en el Museo de León fuera una buena prueba para determinar que la decoración de la techumbre salmantina se realizó a mediados del siglo XIII y que ésta fue ideada por la reina Berenguela la Grande, madre de Fernando III y, por lo tanto, suegra de Beatriz de Suabia. Pero, como solemos decir, doctores tiene la Iglesia, y no siendo y no pretendiendo ser doctores en nada, lo único que podemos hacer es compartir aquello que nos llama la atención y que vamos aprendiendo en el transcurso de esta aventura que supone intentar averiguar quién diseñó la decoración de la techumbre y de qué se quiso dejar constancia a través de ella.

Emblema que en la techumbre del convento de Santa Clara de Salamanca representa a la reina Beatriz de Suabia, fallecida en 1235, habiéndose transformado el águila negra de los Hohenstaufen en una banda funeraria del mismo color que la figura. 


Según  la ficha elaborada por los expertos del Museo de León es probable que el joyero procediera de la basílica de San Isidoro y que terminara siendo propiedad de la familia de los Ceas, en cuyo palacio se encontró en el siglo XIX. En el interior del bote hay una inscripción del siglo XVIII en la que se puede leer "Reliquias de Sa Societate Sa Ursula y de Sanc. Catalina virgen", lo que implica un cambio de uso de posible joyero a relicario. Imagen gentileza del Museo de León.

No podemos concluir esta entrada sin dar las gracias a Modesto García Mulas, alumno del Centro de Educación de Personas El Inestal de Peñaranda de Bracamonte, que, motivado por las clases de Historia que recibe en dicho centro, visitó la basílica de San Isidoro y el Museo de León, donde vio el bote, de cuya existencia nos dio noticia inmediatamente.

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