jueves, 23 de marzo de 2023

La muerte de Alfonso IX de León

La paz entre León y Castilla durante los años siguientes al Pacto de Toro (1218) permitió a ambos reinos centrarse en la lucha contra los musulmanes y, mientras el hijo, Fernando III de Castilla, tomaba Baeza en 1227 y se afanaba en la toma de Jaén, que resistiría hasta 1246, el padre, Alfonso IX de León, conquistaba Cáceres, Mérida y Badajoz, haciéndose posible así la futura conquista de Córdoba en 1236 y de Sevilla en 1248 por parte de tropas castellanas y leonesas. Pero el monarca leonés no volvería a librar ninguna batalla tras sus conquistas en Extremadura ya que -en septiembre de 1230, de camino hacia Santiago de Compostela- falleció en Sarria (Lugo), a los cincuenta y nueve años de edad.


Sepulcro de Alfonso IX en la catedral de Santiago de Compostela. 

El lineal inferior del tercer lienzo del arrocabe izquierdo de la techumbre registra precisamente este fallecimiento. En tonos sable, oro y gules encontramos cuatro emblemas custodiados por dos leones. Los emblemas se remiten dos a dos y en ellos tenemos:

Enmarcado en un círculo de oro relleno de gules un emblema con un león de gules perfilado y matizado de oro y con bordura de sable cargada con dieciocho aspas de oro. Es la forma de representar solemnemente al monarca y al guerrero fallecido, con un león de hechura diferente a la de cualquier otro que se pueda ver en la decoración de la armadura. Este emblema respeta el campo de plata del reino de León, sin embargo, altera el color del león y le añade bordura, es decir, mal que nos pese, Berenguela está brisando (modificando) las armas del rey, algo que en principio resulta muy extraño. Tres son las razones que se nos ocurren para explicar esta anomalía:

1. Berenguela puede estar queriendo expresar que en su educación castellana estaba la idea de que el heredero legítimo de todo el imperio de su bisabuelo, Alfonso VII, era su padre, Alfonso VIII. Esta idea se hace evidente si recordamos que, recién proclamado monarca, Alfonso IX de León se ve obligado a dejarse armar como caballero en Carrión de los Condes por Alfonso VIII de Castilla y a rendirle homenaje besándole la mano, lo que supuso una gran humillación para el monarca leonés.

2. En el arrocabe cada emblema representa a una persona y, puesto que en el lienzo enfrentado Fernando III será proclamado rey de León, había que elegir uno de los dos, padre o hijo, como propietario de las armas plenas del reino. Berenguela, obviamente, opta por el hijo, teniendo en cuenta además que el esposo, Alfonso IX, ha fallecido.

3. Dejar patente un tema que a Berenguela le obsesionaba: la legitimidad de un rey para reinar. Éste era un asunto que dependía de varios factores: el apoyo de la nobleza, el de la Iglesia, el del antecesor en el cargo y la solvencia eclesiástica del matrimonio de los progenitores porque, cuando un matrimonio era declarado nulo por el papa, como ocurrió con el de los padres de Alfonso IX, la descendencia se consideraba ilegítima. Y esto fue algo a lo que Alfonso IX tuvo que enfrentarse ante las reclamaciones de su hermanastro, Sancho Fernández de León, el hijo que su padre, Fernando II, tuvo con su tercera esposa, Urraca López de Haro, con la que convivió hasta el final de sus días en un matrimonio legítimo. 

Precisamente esta última circunstancia es la que da lugar a la bordura cargada de aspas que enmarca el emblema de rey de León fallecido. Esta bordura nos causó muchos problemas de interpretación ya que, en un primer momento, los nobiliarios de los siglos XVI y siguientes nos hicieron creer que las aspas se debían a san Andrés, por haber acontecido en su día la toma de Baeza (30 de noviembre de 1227). Descartamos esta teoría por inconsistencia histórica demostrada por la historiografía ya que a san Andrés no se le representa con una cruz aspada hasta bien entrado el siglo XIV; de este modo, creemos que en esta techumbre las aspas en una bordura se emplean para representar la pérdida del linaje materno como consecuencia de la declaracion de nulidad del matrimonio de los padres. En el caso de Alfonso IX se "tachan" así las ondas con que se representa el linaje portugués de su madre, Urraca de Portugal. Berenguela representaría de este modo la importancia de su lucha vital porque sus hijos fueran reconocidos como legítimos por el papa, de tal forma que sobre su prole no se cerniera ni una sola sombra de ilegitimidad.


Lienzo en el que se representa la muerte de Alfonso IX de León y el luto de su segunda esposa, Berenguela de Castilla. 


Emblema que representa al fallecido Alfonso IX de León.


Emblema que en el cuadral derecho representa la descendencia de Alfonso IX de León y de Teresa de Portugal, el león en campo de plata por el padre y la bordura de gules cargada de verados por la madre. Alfonso IX, hijo del rey de León y de Urraca de Portugal, también podría haberse representado con este emblema, que se presentaría con los verados de su madre tachados con aspas tras la anulación del matrimonio de sus padres en 1175, como de hecho se presenta en el lienzo en el que se representa su muerte en 1230.

Las crónicas castellanas recuerdan la ilegitimidad de Alfonso IX de León por lo incestuoso del matrimonio de sus padres, sin embargo, no por ello dejan de reconocerlo como monarca, es decir, es rey, pero con tara, con pecado original. Lo cierto es que hemos ido aprendiendo que la decoración de la techumbre de Santa Clara es en gran parte un reflejo visual de esas crónicas castellanistas; no en vano parece que es desde esa perspectiva desde la que se diseña. Por ello, junto al emblema anterior que denuncia la ilegitimidad del rey, encontramos una enorme flor de lis que no deja lugar a dudas al respecto de que el representado es el monarca. Recordemos a tales efectos cómo en todos los reinos cristianos y en el de León en particular se extendió a través de la Biblia la representación de Cristo como una flor de lis por ser el "lirio de los valles" del Cantar de los Cantares y que, los monarcas, como muestra de que su poder tenía origen divino, fueron adoptando también este emblema. Por otra parte, son numerosos los ejemplos que demuestran que en la emblemática leonesa las flores de lis formaron un todo con los leones, de hecho así lo vemos en los signos rodados de Fernando II y Alfonso IX en los que una flor de lis emerge de la boca de la señal real del león. En consonancia, también aquí, junto con el león brisado en color y bordura por la ilegitimidad, tenemos una flor de lis que le acompaña: es la forma de decir que se trata de un rey con todos los defectos legales que se quiera, pero rey al fin y al cabo.




Reconstrucción en cuartelado por el heraldista José Moreiro Píriz de la linea de cuatro emblemas que representan la muerte de Alfonso IX de León. 


Comparativa entre los matices de hilo de oro del león del pendón de Fernando III, conservado en la catedral de Sevilla, y el matizado dorado del león que representa la muerte de Alfonso IX en Santa Clara de Salamanca. En ambos casos se hizo un fino trabajo para representar al monarca leonés. 

- En el lineal superior, en consecuencia con lo que veremos en el lienzo en el que se da cuenta de la muerte de la reina Beatriz de Suabia, encontramos unos emblemas con palos de oro y de gules. Podría ser otra forma de presentar el duelo, esta vez a través de una iconografía que recuerda a las telas barradas con las que se solían cubrir los sepulcros y que recibían el nombre de alcatifas o reposteros [1]. Respecto a estas telas rayadas en gules y oro podemos decir que aparecen también en los forros y en las almohadas funerarias que se colocaron en los ataúdes de miembros de la familia de Berenguela y que se pueden ver expuestos en el Museo de Telas Medievales del monasterio de Las Huelgas de Burgos, algo que podría no ser una casualidad.



Telas barradas encontradas en el ataúd de Alfonso VIII de Castilla y conservadas en el Museo de Telas Medievales en el Monasterio de las Huelgas (Burgos). 

[1] FUENTE: Olga Pérez Monzón / "La procesión fúnebre como tema artístico en la Baja Edad Media". Anuario del departamento de Historia y Teoría del Arte. Vol. 20, 2008, pp. 19-30. IDDN: 1130-5517. Página 22.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Fernando III de Castilla y heredero del trono de León

El resultado de la partida de ajedrez jugada en los cuadrales se conoció en julio de 1218 y se muestra en el segundo lienzo del arrocabe derecho de la techumbre. Como ya bien sabemos, uno de los temas más controvertidos en la vida de Alfonso IX fue el de sus intenciones con respecto a su sucesión ya que todo apunta a que, en no pocas ocasiones, cambió de parecer o no fue todo lo claro que se hubiera podido desear.


Con el fallecimiento del infante Fernando "el Portugués" y el Tratado de Cabreros (1206), que reconocía a Fernando "el Castellano" como heredero del trono leonés, sin haber recibido la aprobación papal ocho años después de ser suscrito, la intranquilidad en ambas líneas de sucesión, la portuguesa y la castellana, estaba servida. Este desasosiego lo debieron de sentir aun más intensamente los descendientes de Berenguela ya que, a partir de 1214, vieron con preocupación cómo la presencia en la corte leonesa de Sancha y Dulce, las hijas de Teresa de Portugal, se hizo más habitual.

Defendía Berenguela los derechos al trono leonés de su hijo Fernando, apodado “el Montesino”, ya que había nacido en un monte de encinas a la altura de Peleas de Arriba (Zamora) cuando su madre iba de camino de su señorío de Salamanca en el año 1201. Curiosamente, también era conocido como “el Leonés” en la corte castellana para distinguirlo de su tío Fernando, hermano de Berenguela, fallecido en 1211, y como “el Castellano” en el reino de León para distinguirlo de su medio hermano Fernando “el Portugués”.


Monumento dedicado a Fernando III en su lugar de nacimiento, donde se encontraba el antiguo monasterio de Nuestra Señora de Valparaiso, cerca de la localidad zamorana de Peleas de Arriba.

Durante la lucha por los derechos dinásticos de su hijo Fernando, Berenguela tuvo que enviar al infante a vivir con Alfonso IX a la corte leonesa para alejarlo de la guerra civil que se libraba en Castilla, lo que también sirvió para que padre e hijo llegaran a conocerse. Pasado un tiempo de la estancia del infante en León, en julio de 1218, llegó la buena nueva: el nuevo papa, Honorio III, emitió una bula por la que aprobaba lo acordado en el Tratado de Cabreros, nombrando a Fernando “el Castellano” heredero del trono de León. Lo hizo no en virtud del matrimonio, que había sido declarado nulo, sino en virtud de “haberlo adoptado solemnemente por hijo conforme a la costumbre del reino”. Nadie supo jamás a qué se refería el papa con eso de “la costumbre del reino”, pero, en cualquier caso, este reconocimiento es el que se recoge en los lineales de emblemas inferior y superior del segundo lienzo del arrocabe derecho de la iglesia.

El lineal inferior, siguiendo la estructura general, contiene, entre dos leones, cuatro pequeños emblemas enmarcados en unos elaborados marcos de estilo mudéjar. En este caso cada emblema contiene un galgo o lebrel en salto, de color leonado (marrón) en campo de sinople (verde). Representarían estos emblemas a los aspirantes al trono, la línea sucesoria, una línea dividida por el extremo de uno de los travesaños, que parte el lienzo en dos, algo que tampoco es casual ya que dicha división permite separar a los descendientes de cada una de las mujeres de Alfonso IX: Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla.

Si observamos de frente el lienzo, a la derecha estarían los descendientes de Teresa de Portugal que, como puede observarse, tienen un vacío deliberado en la parte superior, reservada para el heredero final. En este caso hay unos trazos geométricos en tono rojo para dejar claro que el dibujo no se ha perdido, sino que no procedía colocar emblema alguno.


A la izquierda estarían los hijos de Berenguela, los galgos que ganan la carrera, encima de los cuales se representa al heredero definitivo del trono, Fernando "el Castellano", con un emblema que ya vimos en uno de los travesaños: escudo del reino de León por su padre pero con bordura de gules cargada de castillos de oro por su madre.




Emblema del lebrel reconstruído por el heraldista José Moreiro Píriz.

Se intercalan entre los emblemas unos complejos dibujos geométricos que, tal vez, pudieran formar el acrónimo AVM (Ave María) superpuesto y que serían una rogatoria de protección para el monarca. Podría ser así ya que Fernando era conocido por llevar una figura de la Virgen en el arzón de su silla de montar durante sus campañas militares, imagen que es conocida como la Virgen de las Batallas.



Virgen de las Batallas, regalada por el rey de Francia, Luis IX, a su primo, Fernando III de Castilla y de León.

Fernando III de Castilla

Antes de continuar relatando los hechos propios del reino de León debemos hacer un inciso importante ya que, antes del fallecimiento en 1230 de Alfonso IX de León, que será el asunto al que dediquemos la siguiente entrada, en Castilla hay un cambio de monarca del que debemos dar cuenta aquí.

Hacia 1216, Fernando “el Castellano” quedó al cuidado de su abuela paterna, Urraca de Portugal, y bajo la tutela de su padre, Alfonso IX. Había sido enviado a la corte leonesa por su madre para protegerlo de la guerra civil que se libraba en Castilla, conflicto que tuvo como uno de sus episodios principales el cerco por parte las tropas de la Casa de Lara al castillo de Autillo de Campos (Palencia), donde se encontraba refugiada Berenguela.


Guerreros de la Casa de Lara, identificados por los calderos que lucen en sus escudos. Esta casa nobiliaria provocó una guerra civil en Castilla al quitarle a Berenguela la tutela de su hermano menor, Enrique I, rey de Castilla tras la muerte de su padre, Alfonso VIII, en 1214. Detalle de una pintura de mediados del siglo XIII que se conserva en el monasterio de Valbuena de Duero (Valladolid). 

Pero, por si esto fuera poco, la desgracia se cernió de nuevo sobre la casa real castellana ya que el rey Enrique I -que contando con tan solo trece años era realmente un rehén de los Nuñez de Lara- falleció en junio de 1217, mientras estaba jugando con sus amigos, a causa del impacto de una teja que se desprendió del tejado del palacio episcopal de Palencia. Los Lara trataron de ocultar el fallecimiento para ganar tiempo y así poder coronar a Alfonso IX de León como rey de Castilla en virtud del Tratado de Sahagún. Conviene recordar que la madre de los Núñez de Lara, Teresa Fernández de Traba, casó, en segundas nupcias para los dos, con Fernando II de León, padre de Alfonso IX, por lo que sus hijos se titulaban a veces a sí mismos como “hijos del rey de León”, aunque no fueran hijos del rey.


Enrique I de Castilla (1204-1217), hermano pequeño de Berenguela, fallecido a causa de la caída de una teja sobre su cabeza cuando jugaba con sus amigos a tirar piedras al tejado del palacio episcopal de Palencia. 


Recreación del accidente que provocó la muerte del joven rey Enrique I de Castilla. Página 14 del cómic Berenguela de Gol, Pedro Camello y Lola Aragón. 

Cuando Berenguela se enteró de la muerte de su hermano Enrique, temerosa de que con apoyo de los taimados Lara su exmarido pudiera reclamar el trono castellano, hizo traer a su hijo Fernando desde León ocultando los verdaderos motivos del viaje. Se desató entonces una disputa durante la cual los Lara trataron de hacerse con la tutela de Fernando, pero, finalmente, Berenguela logró ser reconocida como reina de Castilla en Valladolid. Conocedora de que, dada su condición de mujer, sus apoyos eran mínimos, veintiséis días más tarde cedió la corona a su hijo, que sería así, en junio de 1217, proclamado rey como Fernando III de Castilla. No obstante, Berenguela se reservó el consentimiento para los actos más relevantes del reino y siguió participando activamente en el gobierno bajo la fórmula de un correinado.


Fernando III "el Santo", hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, rey de Castilla desde 1217 y de León desde 1230. 

Las consecuencias de esta actuación no tardaron en hacerse notar en el reino de León, donde Alfonso IX, apoyado por los Núñez de Lara, entró en territorio castellano para reclamar sus derechos. Esto hizo que los primeros meses del reinado de Fernando fueran convulsos, precisamente en guerra con su propio su padre. Sin embargo, en agosto de 1218, padre e hijo llegaron a un acuerdo de paz, el conocido como Pacto de Toro, por el que Alfonso IX renunciaba a sus pretensiones al trono castellano y recuperaba algunos castillos de los que se habían entregado al por entonces infante mediante el Tratado de Cabreros.

A partir de ese momento, tal vez por considerarse engañado, o tal vez en un intento de contrarrestar el poder castellano, Alfonso IX pareció volver a decantarse por la sucesión portuguesa. Así se deduce de diversos documentos en los que se menciona la presencia de las infantas, Sancha y Dulce, en momentos importantes o se las vincula con el cumplimiento de acuerdos una vez fallecido el rey. Del mismo modo, Alfonso IX otorgó cargos como el de alférez o mayordomo a personas del entorno familiar de las infantas.

En cualquier caso, las relaciones entre ambos reinos fueron de paz definitiva, lo que permitió mirar de nuevo hacia el Sur para reanudar la lucha contra el Islam, cumpliéndose así el sueño de Berenguela de recuperar territorios para la cristiandad en una Cruzada liderada por su hijo.

Cuadrales IV - Si Sancha y Dulce ganaran la partida...

Analizamos en esta entrada el tramo de cuadral que nace en la trasera derecha de la iglesia y que termina en el mascarón. Dicho tramo es el reflejo del que hemos comentado en la entrada anterior (Cuadrales III).


En él se representan lo que habría ocurrido, si Fernando "el Castellano" no hubiera obtenido en 1218 el reconocimiento por parte del papa Honorio III como heredero legítimo del reino de León, es decir, si las infantas Sancha y Dulce, hijas de Teresa de Portugal, hubieran ganado la partida por la sucesión codificada en la decoración de la techumbre. 

- En primer lugar, blasonado por dos emblemas de Castilla y León, uno cuartelado en cruz y otro en aspa y, enmarcado en un losange, un emblema cuartelado que presenta en campo de oro dos leones de sable en los cuarteles primero y cuarto y dos fajas de sable en los cuarteles segundo y tercero. Es un emblema prácticamente idéntico al que, en el duelo por Mafalda, representaba a Berenguela encima de la ciudad de Salamanca. La única diferencia es que aquí las flores de lis se sustituyen por leones, figuras que no mantienen el color púrpura de las armas de Alfonso IX ya que hace años que la castellana se vio forzada a separarse del monarca leonés.


Por otro lado, podemos ver cómo en este caso lo que desaparecen son las referencias a Castilla: no hay castillos, ni tampoco las flores de lis con las que suelen sustituirse éstos en otros emblemas. De hecho, la parte sombreada por las fajas es, precisamente, la de Castilla, pasando los leones, de manera excepcional, a los cuarteles principales. Sería la forma de representar la situación en la que se encontraba Berenguela desde que su hermano Enrique se convirtiera en el monarca de Castilla en 1214, la de "la reina sin reino", tal y como titula José María Peridis una de las novelas de su trilogía dedicada a la familia de Alfonso VIII.


- Urraca de Portugal, reina madre en León, cuyo emblema, situado muy cercano al arrocabe trasero, se presenta de nuevo en losange y con las cinco flores de oro dispuestas en sotuer sobre un campo de gules. En el caso de que Fernando "el Castellano" no hubiera sido reconocido como heredero de su padre -y no teniendo en principio ninguna posibilidad de heredar el reino de su abuelo castellano- el reino de León y ella, como abuela suya que era, le hubieran ofrecido su amparo, que es precisamente lo que se representa en este tramo del cuadral.


- El infante Fernando "el Castellano", hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, que en esta ocasión está representado con un verado de oro y sable decorado con una bordura de gules cargada de ocho aspas de oro. Este verado da cuenta de la protección real de la que el infante castellano habría gozado en León por parte de su padre, si sus medio hermanas portuguesas, Sancha y Dulce, hubieran sido reconocidas como legítimas herederas de la corona leonesa y además Berenguela hubiera resultado perdedora de la guerra civil que se libró en Castilla en 1217. Eso sí, al ser hijo de un matrimonio declarado nulo por el papa, los ocho castillos de la bordura materna de su emblema están "tachados" con el mismo número de aspas, siendo este emblema el reflejo negativo del que aparece en el cuadral opuesto y que muestra a un infante Fernando vencedor, con las armas del rey de León rodeadas por una bordura de castillos, que es lo que finalmente ocurrió en 1218. 


En resumen, que Berenguela se las apañó tanto para ganar la guerra civil castellana de 1217 como para que el papa reconociera en 1218 a su hijo Fernando como legítimo heredero del reino de León. De este modo se le puede representar en el cuadral opuesto y en el segundo lienzo del arrocabe derecho con el emblema que vemos a continuación: las armas del rey de León, del que tenía opciones de ser heredero, rodeadas de una bordura de castillos, lo que también le daba opciones de heredar la corona castellana, si su joven tío Enrique moría sin engendrar un hijo, que es exactamente lo que ocurrió. Como veremos a continuación, siguiendo con la lectura de las tablas del arrocabe, Fernando III finalmente reinaría en Castilla desde 1217 y en León desde 1230. 

martes, 21 de marzo de 2023

Cuadrales III - Si el Castellano ganara la partida...

El tramo del cuadral izquierdo que nace en la trasera y termina en uno de los mascarones nos presenta uno de los dos únicos resultados posibles de este juego ajedrecístico de tronos: Fernando "el Castellano" como heredero legítimo del reino de León. 


- En primer lugar, enmarcado en losange, el emblema de cinco flores de lis de oro en campo de gules que representa a Urraca de Portugal, quien, no teniendo su hijo Alfonso una esposa, es la monarca que permanece en el reino tras los exilios forzados de Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla. 


- A su lado, un emblema que representa un león púrpura en campo de plata con una bordura de gules cargada de ocho castillos de oro. Es el emblema utilizado por Fernando "el Castellano" para indicar que es hijo legítimo de León y de Castilla. Ésta fue otra de las innovaciones heráldicas introducidas en esta época: brisar (modificar) las armas para distinguir al rey, que usaba armas plenas, es decir, sin alteración alguna, de sus descendientes, esposas o hermanos. En este caso, el campo refleja el origen paterno y la bordura el materno. Esta bordura se perdía cuando el heredero ascendía al trono y pasaba a usar las armas de rey, así que entonces el emblema con bordura quedaba disponible para los hermanos que no reinaban. De hecho, este mismo emblema fue el utilizado por Alfonso de Molina, hermano menor de Fernando III, cuando éste último lo cambió por el emblema del león púrpura en campo de plata, pero sin bordura, tal y como le correspondía al rey de León.



Esta bordura de castillos, lógicamente con otra figura central, la utilizó también Sancho, el heredero del trono portugués, hijo de Urraca de Castilla, hermana de Berenguela. Sin embargo, Sancho II mantuvo la bordura una vez coronado rey, de forma que, aún hoy, es parte del escudo del país vecino.


Escudo de Sancho II de Portugal (1207-1248), hijo de Urraca de Castilla, hermana de Berenguela, y por lo tanto primo de Fernando III de Castilla y de León.



Escudos cuartelados que representan los reinos de León y de Castilla, Están situados uno al principo de este tramo de cuadral y el otro al final. dando cuenta de que finalmente los reinos de León y de Castilla terminaron teniendo un mismo monarca, Fernando III, a partir del año 1230. El cuartelado en cruz son las armas plenas del rey y el cuartelado en sotuer las armas de la reina correinante, la madre del rey, Berenguela. 


La abuela paterna, Urraca de Portugal, la reina de León, acompaña a su nieto, el infante Fernando "el Castellano", que aquí aparece representado como legítimo heredero del trono leonés.

lunes, 20 de marzo de 2023

Cuadrales II - Una partida de ajedrez por el reino de León (parte 2)

Analizaremos a continuación el tramo de cuadral que parte de uno de los mascarones y va a parar al arrocabe derecho de la techumbre, concretamente al lienzo que presenta a Fernando “el Castellano” como heredero al trono de León.


Este tramo, aparentemente, es una copia del que describimos en la entrada anterior, “Cuadrales I”. Sin embargo, aquí se presenta a las contrincantes portuguesas que juegan la partida de ajedrez por el reino de León. De este modo, nos encontramos:

- El emblema de cinco piñas púrpura en campo de plata (blanco) con bordura ajedrezada de oro y gules. Es decir, estarían representadas de igual modo las dos líneas de sucesión reconocidas como legítimas, con la parte central del emblema representado el linaje del padre, Alfonso IX de León, y la bordura el linaje de una madre, aunque éste está por determinar, está en juego, puesto que puede ganar la bordura de Teresa (el verado) o la bordura de Berenguela (los castillos).



- En esta situación, al posible próximo monarca de León, en losange, se le representa con bordura de gules cargada de unas ondulaciones que recuerdan el verado de oro y gules con que, en el lineal superior del lienzo que presenta el fallecimiento de Mafalda, se representaba a Teresa de Portugal. Es decir, se nos habla aquí de una sucesión portuguesa, la de las infantas Sancha y Dulce, hijas de las armas plenas de Alfonso IX rodeadas por la bordura de su primera esposa.


- Por último, pegado al lateral, aparece un emblema en losange (de rey o reina) con un cuartelado en aspa y que recuerda inevitablemente al que campea en el lineal superior del lienzo que hemos denominado "Berenguela la Grande". No obstante, aquí los colores son de luto, la cruz en aspa es más marcada y, por último, y en línea con otros emblemas en los que Berenguela se presenta camuflada, los castillos se han sustituido por flores de lis. 


Este emblema y su ubicación permiten a Berenguela hacerse presente en la escena del lienzo contiguo, la del reconocimiento de su hijo Fernando como heredero del trono de León. Y del mismo modo a como hemos visto en otras ocasiones, por medio del mismo, colocado a continuación de los emblemas que representan al rey y a sus líneas de sucesión, Berenguela podría estar reivindicándose como reina de León, sin importar cuál hubiera sido la línea de sucesión vencedora. Recordemos que en el panel enfrentado este espacio estaba vacío y que, a modo de reflejo, como hemos planteado en otras ocasiones, esto podría indicarnos el deseo de Berenguela de haberse visto ubicada allí también.

domingo, 19 de marzo de 2023

Cuadrales I - Una partida de ajedrez por el reino de León (parte 1)

Hablaremos en ésta y en la próxima entrada de los dos tramos de cuadral en los que se representan las dos líneas sucesorias que se disputaron la herencia del trono de León durante los años siguientes a 1214. De este modo, el cuadral izquierdo se reserva para la línea sucesoria castellana. En línea con los otros tres tramos de cuadral, aparecen dos escudos cuartelados de Castilla y León, uno en cruz, el emblema de Fernando III, y otro en aspa, el de la reina madre, Berenguela. Por lo tanto, el resto de emblemas que decoran este cuadral son:


- Uno, prácticamente borrado, que contiene cinco piñas de pino piñonero pintadas en color púrpura con una bordura ajedrezada de oro y gules (rojo). Con este emblema se representa a los hijos habidos por Alfonso IX en sus dos matrimonios -uno con Teresa de Portugal y otro con Berenguela de Castilla- reivindicándolos, a pesar de las sentencias de anulación, como legítimos.


Emblema de piñas en sotuer muy deteriorado, aunque tenemos la suerte de que su reflejo se conserve en perfecto estado en el cuadral derecho.



Cinco piñas púrpura colocadas en sotuer sobre un campo de plata en el cuadral derecho. Los colores de la piñas y el campo son los del emblema del rey de León ya que se está representando a su descendencia. La bordura jaquelada significa que está en juego quén va a ser la madre del próximo rey de León, Teresa de Portugal o Berenguela de Castilla. Reconstrucción del emblema por José Moreiro Píriz.

En cuanto a los elementos elegidos para diseñar este emblema debemos hacer tres consideraciones:

1. Se escogen las piñas con el color púrpura del león del reino como símbolo de la fertilidad de la reina y de la descendencia de la pareja real. De cada piña pueden nacer nuevas líneas de sucesión gracias a las numerosas semillas que contiene cada una de ellas. Ya en el siglo XII, en una miniatura conservada en el monasterio de Toxocoutos (Galicia), se representa a Teresa de León entre su hija Urraca Enríquez y su prometido. En dicha ilustración la novia porta el típico cetro rematado en una flor de lis, aunque en esta ocasión se inscribe una piña, el símbolo de la fertilidad y de los hijos e hijas que engendrará. Siglos después, la reina Catalina de Lancaster convertiría la piña, con la misma carga simbólica, en emblema de su reinado.


Piña dorada en losange sostenida por dos grifos. La piña del pino piñonero fue el emblema  del reinado en Castilla de Catalina de Lancaster (1373-1418), de origen inglés al igual que Berenguela. Dintel de la puerta que comunica la capilla mayor (lado de la epístola) con la capilla lateral izquierda. Monasterio de Santa María la Real de Nieva (Segovia).


Urraca Enríquez, tía de Urraca de Portugal, monarca ésta última que fue la abuela de los hijos de Teresa de Portugal y de Berenguela de Castilla, representada con un cetro flordelisado con una piña de pino piñonero inscrita en el mismo. La manera de representar los carpelos de la piñas es idéntica en esta miniatura y en el emblema que podemos ver en los dos cuadrales de la techumbre. 


Capitel decorado con piñas de pino piñonero en el panteón de los reyes de la colegiata de San Isidoro de León. Las piñas, colocadas en un espacio funerario, simbolizan la esperanza de que la dinastía continúe a través de los infantes y las infantas, que son los piñones que contiene la piña, fruto duradero que representa la estirpe real que se perpetúa en el tiempo. Una vez casada con Alfonso IX y convertida así  en reina de León, Berenguela visitaría este lugar y quedaría profundamente impresionada ya que ella era bisnieta de Alfonso VII, el Emperador, el monarca del reino leonés que  repartió sus dominios entre sus dos hijos, naciendo así el reino de Castilla en 1157.

2. Es posible que las piñas dispuestas en sotuer estén relacionadas con las flores de lis dispuestas del mismo modo en el emblema que representa a Urraca de Portugal. No en vano Urraca de Portugal era la abuela de todos los "piñones", que serían los hijos que su hijo, Alfonso IX, tuvo con Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla. 


Emblema de Urraca de Portugal, la abuela de los candidatos a convertirse en monarca de León. 

3. Por lo que se refiere a la bordura, conviene remitirse de nuevo al origen de la Heráldica, cuando se eligió el diseño jaquelado o escaqueado para representar el ajedrez, juego en el que se enfrentan piezas de dos colores sobre un tablero dividido en escaques. De este modo, ésta es una bordura que está por decidir a la espera del resultado de la partida, dado que en las piñas del emblema hay dos líneas de sucesión diferentes, la de Teresa de Portugal y la de Berenguela de Castilla, y ambas aspiraban a reinar en León.


Miniatura del Libro de los juegos de Alfonso X el Sabio que representa a un judío y a un musulmán jugando al ajedrez. La pasión por este juego se había extendido por la práctica totalidad del continente europeo hacia el siglo XII. Su dimensión pronto traspasó las fronteras lúdicas para ser considerado un arte imprescindible en la formación de todo caballero.

- El futuro rey de León, el infante Fernando "El Castellano", representado mediante un emblema en losange con un león púrpura en campo de plata (blanco), al que se ha añadido una bordura de gules (rojo) cargada de castillos.


De este modo se representa que en este cuadral ganaría la partida por el trono leonés la línea de descendencia castellana, y de ahí la bordura cargada de castillos, la que el infante Fernando, considerado aquí hijo legítimo del rey de León, podía lucir por parte de su madre, Berenguela de Castilla. 

- Por último, cabe resaltar que el espacio del travesaño más cercano al lateral de la iglesia está vacío, ocupado por una especie de espiral dorada. Veremos cómo al otro lado del arrocabe este mismo espacio, aun reducido como es, está ocupado por un emblema cuartelado de Berenguela. Por lo tanto, se nos puede querer decir con este vacío que, en este lado izquierdo, ninguno de los hijos de Alfonso IX tenidos con Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, representados por las piñas, tiene una madre canónicamente casada con el rey de León.

Una techumbre flordelisada - parte I

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