lunes, 29 de abril de 2024

Una techumbre flordelisada - parte I

Contando que la decoración de la techumbre medieval del convento de Santa Clara nos "habla" de hechos acaecidos en los reinos de León y de Castilla y de personajes principales de esos dos reinos, no es raro que nos pregunten a qué se debe que haya pintadas tantas flores de lis, que son sobradamente conocidas como propias de la realeza francesa. En efecto, la flor de lis terminó siendo la figura principal de la heráldica de los Capeto, pero eso fue ya en la época en la que Blanca de Castilla, hermana de la reina Berenguela, se convirtió primero en princesa y más tarde en reina consorte de Francia, concretamente en el año 1223. Sin embargo, antes de que los reyes tuvieran escudo de armas tal y como hoy lo conocemos, uno de los emblemas que utilizaron los monarcas de todos y cada uno de los reinos cristianos para identificarse como tales fue la flor del lirio.


Federico Barbarroja (1122-1190), emperador del Sacro Imperio Germánico, representado con un cetro rematado con una flor de lis. 





Emblemas con flores de lis en la techumbre del convento de Santa Clara de Salamanca. 

En consecuencia, cabe preguntarse cómo es posible que distintas monarquías emplearan un mismo símbolo. No se trata de ningún misterio y la razón es que la Biblia era la fuente de la que bebía todo el mundo cristiano. Como explica la profesora Diana Olivares en su artículo dedicado a la flor de lis, incluido en la Base de Datos Digital de Iconografía Medieval de la Universidad Complutense de Madrid, son dos los pasajes bíblicos que motivaron que durante la Edad Media a Cristo se le identificase con dicho emblema: por un lado, en el Cantar de los Cantares se dice "yo soy un lirio de los valles” (Cant. 2,1), por otro, en un pasaje del profeta Isaías se afirma que del Árbol de Jesé nacerá una flor identificada con el Mesías (Is, 11). Es por esto por lo que se empezó a representar a Cristo al lado o rodeado de lirios y, en ocasiones, sosteniendo un cetro regio rematado con dicho elemento.


Capitel situado en el interior de la iglesa románica de Nuestra Señora de la Asunción en Pisón de Castrejón (Palencia).

Posteriormente se trató de representar el cumplimiento de la profecía de Isaías a través de la figura de la Virgen María, de tal forma que se hicieron habituales iconografías como la de Nuestra Señora de la Flor de Lis, en las que la Virgen sostiene en una mano al niño Jesús y en la otra una flor. Esta flor es habitualmente un lirio, pero no siempre, y, en cualquier caso, no suele rematar un cetro, sino que nace directamente de la mano de María para indicar que ella es la vara que vertebra el Árbol de Jesé del que brota la flor, que es Cristo. Es decir, sostiene el significante (la flor) con una mano, mientras con la otra muestra el significado (el Mesías). Se trata de una simbología medieval que transmite un mensaje metafórico, siendo la flor y el niño símbolos redundantes dispuestos para expresar la idea de que en la mujer elegida por Dios se encarna el anuncio profético. Por lo tanto, en estos casos y a pesar de ser la Virgen quien la sostiene, la flor no es aún un emblema mariano, sino cristológico, pues es a Cristo a quien se equipara. La asignación de las flores de lis y las azucenas a María no se populizará hasta la segunda mitad del siglo XIII, en gran parte gracias a la promoción del culto mariano en la que se empeñó Alfonso X de Castilla y de León, el nieto de Berenguela la Grande.


Virgen de la Flor de Lis, pintura del siglo XIII conservada en la cripta de la catedral de la Almudena en Madrid.

En ocasiones aportamos pruebas de lo que decimos echando mano de ejemplos lejanos al convento de Santa Clara de Salamanca, sin embargo, hoy os vamos a mostrar dos maravillas muy cercanas en el tiempo y el espacio al cenobio salmantino. La primera es el Cristo que preside el Apostolado que se conserva en la iglesia de San Juan Apóstol en Alba de Tormes. Habíamos visto flores de lis rodeando escenas de la vida de Jesús en capiteles románicos, pero no nos habíamos topado con ningín lirio rematando un cetro real sostenido por un Cristo entronizado. La iglesia de cuya portada principal formaba parte el Apostolado se construyó durante la repoblación de Alba de Tormes ordenada por Alfonso IX, medida necesaria tras los estragos causados en ella por tropas aliadas castellano-aragonesas en el marco de la guerra librada entre los reinos de León y de Castilla entre 1196 y 1197.



La otra maravillosa obra de arte que os queremos mostrar, también del siglo XIII, aunque parece que realizada unos años más tarde que el Apostolado, es la Virgen que decora el parteluz de la puerta de la Gloria o del Perdón en la catedral de Ciudad Rodrigo y que se conservó a pesar del fuego artillero que cayó sobre la ciudad en los asedios a los que se vio sometida en 1810 y 1812. Se observa a María como cumplidora de la profecía de Isaías, sosteniendo al Niño en un brazo y mostrando una enorme flor en la otra. La catedral de Ciudad Rodrigo se comenzó a construir durante el reinado de Fernando II de León, concretamente hacia 1164, cuando estaba casado con Urraca de Portugal, y las obras continuarían durante los reinados de su hijo Alfonso IX y de su nieto Fernando III. Muy similar, con otro tipo de flor, pero expresando la misma idea de cumplimiento profético, es la imagen de la Virgen del parteluz de la portada de la Majestad de la colegiata de Toro y, tal vez, y aunque le falta la mano derecha, lo fuera también la Virgen Blanca que da nombre a la portada del Juicio Final de la catedral de León.


Apoyados por los dos pasajes bíblicos anteriormente citados, los y las monarcas de todos los reinos cristianos se vieron autorizados para incluir la flor de lis en su iconografía y dar cuenta así del apoyo divino con el que contaba su mandato, al mismo tiempo que equiparaban su linaje al sagrado árbol genealógico de Cristo, el de Jesé.

Es por ello que, aunque al rey de León se le terminó identificando con la señal real personal de un león y al de Castilla con la de un castillo, por encima de todo ello, como símbolo común a todos los monarcas estaba la flor de lis, que les identificaba como rey de forma genérica en cualquier lugar del universo cristiano. Podríamos decir que era su corona que, por cierto, muchas veces se adornó con flores de lis.


Estatua de Berenguela la Grande con corna flordelisada en la catedral de Toledo, colocada en vida de la reina por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. Dibujo de Valentín Cardedera y Solano publicado en su Iconografía española

Ahora os invitamos a comparar las dos representaciones anteriores, la del Cristo del apostolado de Alba de Tormes y la de la Virgen del parteluz de Ciudad Rodrigo, con dos imágenes regias leonesas de la misma época.

El Cristo del Apostolado se puede comparar con la siguiente imagen de Alfonso III el Magno, representado en el Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis, de la primera mitad del siglo XII. Fijaos en los cetros ya que son prácticamente idénticos.


La Virgen del parteluz de la puerta del Perdón de Ciudad Rodrigo se puede comparar con el bello signo que identifica a la reina Urraca de Portugal en un documento de 1218 conservado en la Catedral de Zamora. En dicho sello la reina señala con su mano derecha a una flor de lis que sostiene con la mano izquierda, creemos que señalando no a Cristo, sino a su propio hijo, Alfonso IX, utilizando el paralelismo Cristo-rey para expresar el origen divino de la monarquía y, además, reafirmar la legitimidad, a veces cuestionada, de su vástago para reinar ya que él es la flor que nace del Árbol de Jesé del reino de León. 


Más cetros rematados con flores de lis sostenidos por reyes y reinas leoneses se pueden ver en las miniaturas del Cartulario del monasterio de los Santos Xusto y Pastor de Toxosoutos (A Coruña), datado a finales del siglo XIII.




FUENTES:

OLIVARES MARTÍNEZ, Diana (2018): "Flor de lis", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: www.ucm.es/bdiconografiamedieval/flordelis

MANZARBEITIA VALLE, Santiago (2009): "Árbol de Jesé", Base de datos digital de iconografía medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/arbol-de-jese

Arenas. P. A. (1960). Catedral de Ciudad Rodrigo. Copia digital. Valladolid: Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo, 2009-2010. Disponible en https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=6329 el 21/04/2024. Pág. 9.

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