sábado, 4 de marzo de 2023

Las chovas piquirrojas del convento de Santa Clara

En el Museo de Pintura Medieval de Santa Clara, en Salamanca, se puede observar, a la altura de los ojos, gracias a unas pasarelas instaladas con este propósito, una preciosa armadura decorada con ciento cincuenta emblemas, de los que sesenta son diferentes. Esta joya del arte medieval permaneció oculta hasta el año 1973 entre la bóveda de la iglesia barroca construida sobre el anterior templo, consagrado a mediados del siglo XIII, y el tejado del convento, así que, por lo tanto, se cumplen ahora cincuenta años de su descubrimiento. Entre las figuras representadas en el arrocabe de la armadura hay leones, castillos, un par de arpías y otro par de dragones, pero sobre todo destacan unas aves con plumaje negro y pico y patas rojas, córvidos que no se pueden ver en los campos de Salamanca y que tampoco se suelen encontrar representados en ningún otro edificio civil o religioso, habiendo sido el biólogo salmantino Raúl de Tapia Martín (Raúl Alcanduerca) el primero que advirtió de su presencia por medio de una entrada en su muro de  Facebook, que comenzaba con la pregunta "¿Un ornitólogo en el siglo XIV?".

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Así las cosas, la pregunta que surge al ver estas aves allí representadas es: ¿qué hacen unas chovas piquirrojas pintadas sobre el arrocabe de una techumbre medieval localizada en Salamanca? Quizá no se trate de una casualidad que estas aves se encuentren a tiro de piedra de la iglesia románica de santo Tomás Cantuariense, santo inglés antes conocido como Thomas Becket, arzobispo de Canterbury, al que en el siglo XIII se le atribuyó un escudo de armas con campo de plata y tres chovas piquirrojas, blasón que se incorporó en el siglo XIV al escudo de la ciudad de Canterbury y que todavía luce actualmente.


Blasón atribuido al arzobispo Thomas Becket: tres chovas piquirrojas sobre un campo de plata. 


Escudo actual de la ciudad inglesa de Canterbury.


Iglesia de Santo Tomás Cantuariense (Salamanca). 

Y, ¿por qué al arzobispo se le atribuyó un escudo de armas con tres chovas piquirrojas? La leyenda nos cuenta que un cuervo entró en la catedral de Canterbury el 29 de diciembre de 1170 y descendió sobre el cuerpo sin vida de Thomas Becket, que acababa de ser asesinado por cuatro caballeros al servicio del rey Enrique II de Inglaterra, que por entonces mantenía una enconada disputa con el prelado por pretender el monarca someter a sus súbditos eclesiásticos al poder civil. Caminando el ave por encima del charco formado por la sangre que brotaba del cadáver, su pico y sus patas se tiñeron de rojo, convirtiéndose así milagrosamente el cuervo en chova piquirroja.


Ilustración del asesinato de Thomas Becket incluida en el manuscrito Cotton MS Claudius, de finales del siglo XII y conservado en la British Library. 

Tradicionalmente se cree, y debemos resaltar ese "se cree", que la construcción de la iglesia salmantina de santo Tomás Cantuariense se inició en 1175 y que los gastos de la misma se sufragaron con los fondos aportados por unos hermanos ingleses de nombre Ricardo y Randulfo, que estaban empleados como maestres en la escuela catedralicia de Salamanca; si esto fuera así, este templo sería uno de los primeros que se dedicó al santo inglés de Canterbury, apenas dos años después de su canonización en 1173 y pasados solamente cinco años de su martirio, lo que nos parece improbable.

Al comienzo de la investigación, prestando solamente atención a las chovas piquirrojas e ignorando el resto de los emblemas, pensábamos que cuando se consagró la iglesia del convento, unos setenta años después, quizá se hiciera teniendo en cuenta la advocación de este otro templo cercano, y que pudiera haber sido de esta manera cómo los pájaros "volaron" de uno a otro. ¡Cuántas cosas nos quedaban por aprender y descubrir todavía!


Vidriera con tres chovas piquirrojas que la artista británica Helen Whittaker realizó en el año 2020 para la iglesia de Santo Tomás de Canterbury de Greatford, condado de Lincolnshire. 

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