domingo, 1 de octubre de 2023

La dama, el león y la flor de lis

Apenas nos quedaba alguna duda al respecto de que los emblemas que contienen flores de lis en la decoración de la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca representan a personajes de las monarquías leones y castellana. Cinco flores de lis de oro sobre campo de gules para Alfonso VIII de Castilla, el monarca que venció en el año 1212 a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa, en la que participaron caballeros de los cinco reinos cristianos peninsulares: Castilla, Navarra, Aragón, León y Portugal. 


El mismo emblema se nos presenta con el campo de sable, de luto, en el primer tramo del arrocabe derecho, como reflejo de los emblemas que representan como fallecidos a dicho monarca y a su reina consorte, Leonor Plantagenet.


Berenguela, a la que consideramos como cabeza pensante de esta decoración, por su parte, juega al escondite con la flor de lis y el escudo cuartelado, precisamente una invención heráldica castellana del siglo XIII, para darnos cuenta del dolor que le produjo la muerte de su hermana, el tener que abandonar el reino de León en ese fatídico año de 1204 o el verse obligada a ceder la corona de Castilla a su hijo Fernando.




Pero las crónicas nos cuentan que Berenguela finalmente salió triunfante, consiguiendo para su hijo dos coronas, la de Castilla en 1217 y la de León en 1230. Esta flor de lis con dos cetros cruzados nos habla de una monarca de dos reinos o quizá también de que en esos reinos correinaban una reina madre y su hijo, el rey Fernando III. 


A pesar de llevar separada veintiséis años del que había sido su esposo, el rey Alfonso IX de León, la reina Berenguela expresa con una flor de lis enlutada el inconsolable dolor que le produjo la muerte en 1230 del conquistador de Cáceres, Mérida y Badajoz.


Todo esto lo dedujimos interpretando estos emblemas junto a los que les acompañan en la decoración de la techumbre salmantina, teoría que se vería reforzada durante una visita al Real Monasterio de Las Huelgas, hogar de la reina Berenguela en Burgos, donde pudimos ver dos estelas funerarias en las que las flores de lis labradas sobre la piedra presentan un antiguo diseño exacto al de las que aparecen pintadas en la techumbre de Salamanca. Sin duda, al tratarse de un real sitio, estas flores de lis se tallaron para dos reinas, quizá para Berenguela, reina de León de 1197 a 1204, y para su madre, Leonor Plantagenet, reina de Castilla entre 1170 y 1214.



Aquella similitud entre las flores de lis labradas de Burgos y las pintadas de Salamanca, situadas en dos lugares tan estrechamente relacionados con la reina Berenguela, fue un auténtico espaldarazo para nuestra investigación, pero no acabarían aquí las sorpresas ya que, entre los canecillos de la iglesia de San Marcos de Salamanca destaca una flor de lis labrada con un diseño exacto al que tienen las de las Huelgas de Burgos y las pintadas en las Claras de Salamanca. 


Podría estar allí por cualquier razón, pero seguramente no se trata de ninguna casualidad, puesto que los reyes de León, Alfonso IX y Berenguela, siendo ella además tenente de la ciudad de Salamanca, fundaron precisamente en esa iglesia la Clerecía de San Marcos, una asociación para la formación de los clérigos salmantinos, en el año 1202.

Además, en las pocas columnas que se conservan del claustro románico del convento de Santa Clara de Salamanca, cuyo origen fue una comunidad de mujeres Damianitas, de las que la reina Berenguela fue su principal valedora y protectora, también podemos ver flores de lis decorando los capiteles, además de las que se pueden ver en la decoración de la armadura de la iglesia del mismo convento. 





Aun así, a pesar de la acumulación de pruebas, como ya hemos dicho, siempre quedan dudas, que se terminarían disipando definitivamente tras una visita a la iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos, situada en el término municipal de Olmos de Ojeda, en la provincia de Palencia. 


Allí, en el rincón más oscuro del transepto nos maravillamos ante la visión de un bello sepulcro de piedra blanca soportado por leones, el de de Sancha Alfonso, hija natural 
de la dama portuguesa Teresa Gil de Soverosa y del rey Alfonso IX de León, fallecida en el año 1270. Siendo Sancha la primogénita del ayuntamiento del rey de León con su madre y consciente de que la flor de lis era emblema de reina leonesa, debió de pensar que merecía decorar su sepulcro con leones y lirios, lo que nos reafirma en la idea de que el emblema con cinco flores de lis sobre campo de gules no fue en origen las armas de los Maldonado, sino que éstos se limitaron a sustraer dicho diseño de la techumbre de las Claras cuando ya nadie sabía lo que representaba este emblema.  








En el sepulcro de Sancha Alfonso figura la fecha de MCCCVIII, que es la correspondiente a la Era Hispánica, lo que significa que, según nuestro calendario actual, murió en el año 1270. La relación entre Alfonso IX y Teresa Gil de Soverosa fue la más duradera que mantuvo el rey, durando desde 1218 hasta su muerte en 1230, dándose por supuesto que nunca llegaron a casarse, y de ella nacieron cuatro hijos criados en la corte leonesa, así que no es de extrañar que estos vástagos se consideraran con derecho a lucir emblemas reales. 

Sancha Alfonso estuvo a punto de ser canonizada tras encontrase su cuerpo incorrupto, pero el proceso quedó paralizado al descubrirse que se trataba de una hija ilegítima, lo que no parecía lo más adecuado para una santa. Durante un tiempo se jugó a la confusión ya que lo cierto es que existió otra Sancha Alfonso, ésta legítima hija del rey Alfonso IX y de su primera esposa, Teresa de Portugal, fallecida hacia 1243 y enterrada en el monasterio de Santa María de Villabuena, en El Bierzo. En todo caso, para nosotros Sancha Alfonso la ilegítima, la hija de Teresa Gil de Soverosa, siempre será la santa que intercedió para resolver definitivamente el misterio de la dama, el león y la flor de lis, así que no podemos dejar de mostrar aquí su bonita momia, conservada en el Monasterio de las Comendadoras de Santiago de Toledo.


Por si todo lo anterior fuera poco, la reciente adquisición del libro Los descendientes de Alfonso IX de León y Teresa Gil de Soverosa. Sus enterramientos, cuyas autoras son María Luisa Martín Ansón y Concepción Abad Castro, nos desveló que en el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León se conserva una urna funeraria decorada con un león y flores de lis. No se sabe de quién eran los restos que albergó dicha urna pero, visto lo visto, apostamos que pertenecieron a otra hija del monarca leonés Alfonso IX. De este modo coincidiríamos con la opinión de la profesora Inés Calderón Medina, que afirma que esta urna pudo haber contenido los restos de María Alfonso, otra hija de Alfonso IX y Teresa Gil de Soverosa, que fue concubina de su medio sobrino Alfonso X, con el que tuvo una hija llamada Berenguela c. 1241. Sí, lo sabemos, es todo un enorme lío familiar, pero lo importante es que queda demostrado que en la decoración de la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca los emblemas que contienen flores de lis pueden perfectamente representar a mujeres de la realeza leonesa del siglo XIII.
 

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