jueves, 13 de junio de 2024

La valerosa madre Ángeles

El 13 de febrero de 1973 el diario La Gaceta Regional de Salamanca publicaba el artículo adjunto, que narra la expedición que llevaron a cabo el cronista Antonio Lucas Verdú, el periodista Pedro Casado y el fotógrafo Salvador a las alturas del convento de Santa Clara. La guía del grupo fue la madre Ángeles, la descubridora de la techumbre, siendo la supervisora de la operación, como no podía ser de otra manera, la madre priora del convento. Hoy nos recuerda esta aventura un veterano periodista salmantino por el que siempre hemos sentido especial aprecio. 

Se evitó que la techumbre se vendiera, se restauró, salvándola así de un inminente peligro de derrumbe, y se dijo que los escudos allí pintados debían de pertenecer a familias nobles salmantinas que habían apoyado al convento de una u otra manera. De la chova piquirroja se dijo que era una paloma negra, así que durante cincuenta años nadie la identificó como el córvido que es y mucho menos se dio cuenta de su relación con Tomás de Canterbury, el santo protector de la dinastía Plantagenet. Así las cosas, era imposible que alguien pudiera ver los emblemas entrelazados del castillo y de la chova como la representación de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor Plantagenet, los padres de Berenguela la Grande (1180-1246), para nosotros la creadora de esta decoración heráldica, que creemos que conmemoraba el hecho de que su hijo, Fernando III, se convirtiera en rey de dos reinos, el de Castilla y el de León, a la par que se dejaba constancia de que también podía tener derechos sobre los territorios que sus bisabuelos maternos habían señoreado en Inglaterra y Francia.

Ahora pensamos que esta decoración se concibió como una crónica visual cuyo fin fue educar al infante Alfonso, futuro rey X de su nombre, que hacia 1240, con unos veinte años, ejercía el poder en nombre de su padre en el reino de León, siendo además el señor de Salamanca, tenencia que también ostentó su abuela Berenguela entre 1198 y 1204. 

Tres siglos pasaron las chovas piquirrojas de la techumbre enjauladas entre la falsa bóveda de la iglesia, construida en el siglo XVIII, y el tejado del convento. Ahora, por fin, vuelan libres, invitándonos con sus graznidos a averiguar qué significan todos y cada uno de los emblemas que creemos que las han acompañado durante casi ocho siglos. En este Blog lo estamos intentando, al igual que haremos en una próxima publicación en papel. Hay cosas de las que estamos bastante seguros, de otras casi seguros, y algunas son mera especulación y posiblemente imaginaciones nuestras. Hacemos lo que humildemente podemos con afán de servicio a esta hermosa ciudad, a la que seguro que no queremos menos de lo que la quería la reina Berenguela.

Charo García de Arriba

Miguel Ángel Martín Mas



La valerosa madre Ángeles

El 13 de febrero de 1973 el diario La Gaceta Regional de Salamanca publicaba el artículo adjunto, que narra la expedición que llevaron a cab...