sábado, 9 de septiembre de 2023

Unas familias salmantinas no tan nobles (Los Maldonado)

Si has venido como turista a Salamanca, es seguro que te han contado las historia de un escudo con cinco flores de lis, omnipresente en la Casa de las Conchas, palacio urbano construido por encargo de Rodrigo Maldonado de Talavera (1456-1517). Los Maldonado, poderosa familia, contaban que las cinco flores de lis de oro de sus armas las había ganado un antepasado suyo, Hermán Pérez de Aldana, en un duelo con un pariente del rey de Francia, así que eso es lo que se sigue contando a día de hoy en versiones más o menos adornadas. Además, como el rey, al verse obligado a ceder cinco de sus ocho flores de lis, dijo eso de que "Je te le donne, bien qu'elles soyent maldonnés", con ese "maldonnés" el apellido de la ilustre familia pasó de ser Aldana a Maldonado. La historia suena a fábula, desde luego, ya que, por muy importantes que fueran los Maldonado, no parece creíble que un antepasado suyo pudiera despojar al rey de los franceses de nada en absoluto. Además, la casa de Valois nunca lució ocho flores de lis en su emblema y la versión más extendida de la historia sitúa la acción en el siglo XI, cuando ni siquiera el rey de los francos usaba ese blasón. 


Armas de los Maldonado en la Casa de las Conchas de Salamanca. 


Blasón de los Maldonado, esa familia que afirmaba que su linaje se remontaba a Teodorico, rey de los ostrogodos, lo que demuestra que nuevos ricos con pretensiones los ha habido toda la vida. 


Armas de la casa de Valois. Según la leyenda del escudo de los Maldonado, un antepasado les ganó cinco flores de lis en un duelo y sólo les quedaron tres. 

En la decoración de la armadura de la iglesia del convento de Santa Clara podemos ver repetido cuatro veces un emblema con cinco flores de lis de oro dispuestas en sotuer sobre un campo de gules, así que, cuando se descubrió esta estructura en el año 1973, la interpretación fue blanco y en botella: aquella decoración heráldica estaba compuesta por blasones de familias nobles salmantinas, entre ellas la de los Maldonado.


Emblema con cinco flores de oro dispuestas en sotuer sobre un campo de gules que se puede ver pintado en la armadura de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca. 

En dos de esas cuatro ocasiones en las que aparece dicho emblema está enmarcado con un losange, lo que significa que representa a un rey o de una reina. De hecho, en el monasterio de Santa María la Real de Nieva (Segovia) la reina Catalina de Lancaster (1373-1418) mandó esculpir su emblema de la piña con ese mismo marco. Por este pequeño detalle comenzamos a pensar que éste no podía ser el blasón de los Maldonado, que nunca formaron parte de la realeza. 



Para nosotros, en el contexto de la interpretación general que damos a esta decoración, este emblema de cinco flores de lis representa a la reina madre de León en época de Alfonso IX, Urraca de Portugal, la suegra de la reina Berenguela. Sabemos que la flor de lis venía usándose para representar a la realeza leonesa ya desde tiempos de Alfonso III y además se conserva la estampación del sello personal de Urraca de Portugal, en el que se representa a ella misma sosteniendo una flor de lis en la mano.


Alfonso III de León (852-910) sosteniendo un cetro rematado con la flor de lis. 


Coronación del santo Job en una miniatura de la Biblia Románica de San Isidoro de León (1162). Obsérvese el detalle de las flores de lis en el cetro y la corona. 


Sello personal de la reina Urraca de Portugal, reina consorte de León por su matrimonio con Fernando II. 

La absoluta seguridad de que este emblema representaba a la realeza leonesa, y concretamente a la monarca de León, la obtuvimos gracias a un feliz encuentro que tuvimos mientras visitábamos el monasterio de Las Huelgas en Burgos; porque este mismo emblema, además con un diseño de flores de lis idéntico, nos lo encontramos labrado en piedra en un patio interior del cenobio, fundado por los padres de la reina Berenguela y anexo a su habitual lugar de residencia burgalés. Se trata, según el estudio "Estelas medievales del monasterio Cisterciense de Las Huelgas de Burgos" (Carlos de la Casa y otros), de una estela funeraria, que, evidentemente, no está colocada en su emplezamiento original. Pensamos que quizá se labrara para una tumba en la que pudo estar enterrada durante un tiempo Berenguela, reina de León, antes de trasladar su cadáver a un sepulcro en el interior de la iglesia. 


El emblema de las cinco flores de lis en el monasterio de las Huelgas, probablemente representando a Berenguela como reina de León. Menuda casualidad que este emblema aparezca en el lugar de enterramiento de Berenguela y en la decoración de una armadura donde, según nuestra interpretación, la monarca hace una crónica pictográfica de su reinado. Además, en ninguno de los dos sitios tiene nada que hacer la familia Maldonado.

Así las cosas, pensamos que ese emblema de las flores de cinco flores de lis de oro sobre campo de gules representaba a la reina de León -en nuestra armadura salmantina a Urraca de Portugal y en Las Huelgas a Berenguela- monarca esta última que no dejó de usar este título a pesar de la anulación de su matrimonio con Alfonso IX en 1204 y que correinaría en León junto a su hijo Fernando III desde 1230 hasta su muerte, acaecida en 1246.

Por último, debemos recordar que en el primer lienzo del arrocabe derecho aparece el emblema de las cinco flores de lis, pero esta vez sobre campo de sable. Junto a él, que tomamos como emblema de la reina Urraca de Portugal, interpretamos que aparecen el resto de reinas de León que estaban vivas en 1204, la tercera esposa de Fernando II y las dos esposas de su hijo, Alfonso IX, todas mostrando luto por la muerte de la infanta castellana Mafalda, hermana de Berenguela y prometida del primogénito de Alfonso IX, fallecida en Salamanca en el mencionado año. Aquí tampoco pintaría nada pintado el blasón de los Maldonado, nunca mejor dicho, y menos con un campo de sable. 

Lo que creemos que ocurrió es que llegado el siglo XV, cuando ya nadie sabía lo que significaba la decoración de la armadura de la iglesia de las Claras y se puso de moda la heráldica nobiliaria, los Maldonado de Salamanca se apropiaron de este emblema para convertirlo en su blasón, al que, por supuesto, sumarían una fábula que justificara la presencia de cinco flores de lis en el mismo y además remontara su linaje a tiempos más antiguos. Con una casa como la de Las Conchas, este blasón y una buena historia genealógica se iban a convertir, sin duda, en la envidia del resto de la nobleza salmantina.

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