domingo, 30 de abril de 2023

Leonor de Bretaña: la reina sacrificada

Hemos hablado de los territorios de Aquitania, Poitou y Gascuña y de su representación por medio de emblemas en el arrocabe trasero de la techumbre, pero todavía nos queda hablar de un territorio importante para el imperio Plantagenet-Aquitania que la matriarca Leonor no daba por perdido en 1204 y del que, además, descendía la que en ese momento era la heredera legítima del trono de Inglaterra. Hablamos de Bretaña, un ducado integrado en el imperio familiar en virtud del matrimonio de Godofredo, hijo de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, con Constanza de Bretaña. Además, dada la importancia de este territorio y lo peculiar de las figuras que se distinguen en la última triada de emblemas del arrocabe trasero, pensamos que la misma está relacionada con la situación del ducado de Bretaña en el año 1204.


Fallecidos Godofredo primero y Constanza después, quedaron dos hijos huérfanos: Arturo, educado en la corte francesa bajo la protección del rey Felipe Augusto y Leonor, la conocida como La Damisela o Perla de Bretaña, criada por su abuela Leonor Plantagenet y por su tío Ricardo Corazón de León.


Leonor, La Perla de Bretaña, debería haber heredado el trono de Inglaterra tras la muerte de Ricardo Corazón de León y de su hermano Arturo, pero fue secuestrada y mantenida cautiva por su tío Juan sin Tierra, que así pudo mantener el trono que le había arrebatado al hermano de la Damisela. 

Aun admitiendo las desavenencias en el derecho sucesorio de los distintos territorios del Imperio Angevino parece ser que, al fallecer Ricardo Corazón de León, Arturo debía haber ascendido al trono en virtud de la línea de sucesión de su padre, dado que Juan sin Tierra era menor que Godofredo. Ahora bien, la estrecha relación entre Arturo y el rey francés no era del agrado de Leonor de Aquitania, que veía peligrar el control sobre sus territorios, si llegaba a reinar su nieto. En consecuencia, Juan sin Tierra fue coronado rey de Inglaterra en 1199, desatándose así una guerra familiar por los territorios continentales que se saldará con la desaparición en extrañas circunstancias de Arturo de Bretaña en el año 1203.

Pero el caso es que quedaba una descendiente más de Godofredo, Leonor de Bretaña y, para evitar que los que habían sido partidarios de su hermano Arturo lograran coronarla, el rey Juan decidió secuestrarla y ponerla bajo su custodia. Parece que, en un principio, hasta 1207, año en el que el rey de Inglaterra tuvo descendencia, se trató de un cautiverio preventivo y temporal ya que, de haber fallecido Juan, ella habría sido la heredera. Sin embargo, una vez que hubo un heredero, Juan y su hijo Enrique la mantuvieron prisionera hasta el día de su muerte, el 10 de agosto de 1241. No obstante, aquello se quiso hacer pasar como un retiro dorado para la que llamaban “querida prima” y a la que trataban de duquesa y cuidaban como princesa. De poco sirvieron los intentos por liberarla del rey de Francia, tal vez animado por Blanca de Castilla, que no dieron sus frutos ni cuando, modificada la ley inglesa, la sucesión para los descendientes de Enrique III parecía garantizada.

En cualquier caso, este secuestro tuvo un precio para el imperio familiar ya que con Leonor retenida no se podía reclamar la propiedad del ducado de Bretaña. En consecuencia, el título fue entregado a su hermanastra, Alix de Bretaña, hija del segundo matrimonio de Constanza de Bretaña. Es decir, en los términos ajedrecistas utilizados para describir otros sucesos que narran los emblemas de la techumbre, podríamos decir que se estaba sacrificando una reina por un bien mayor: mantener, al menos en vida de Leonor de Aquitania, el control sobre el tablero que era el imperio que ella y su esposo habían levantado.

Dicho todo lo anterior, ahora nos volveremos a centrar en la techumbre y, si miramos el extremo derecho del arrocabe trasero, junto al omnipresente escudo cuartelado de Castilla y de León, vemos en el centro un emblema en losange de tonos aquitanos en el que, por su mal estado, apenas observamos el comienzo de unas barras estrechas, es decir, de líneas diagonales inversas a la banda. Ya hemos visto en otros emblemas de la techumbre que una banda dibujada en el campo de un emblema representa la muerte del que lo ostenta. En el arrocabe trasero hemos visto como, por haberse perdido para el imperio familiar, el condado de Poitou se representa con un campo de plata sin figura. En línea con este tipo de argucias representativas pensamos que las barras estrechas de este emblema son la forma de representar la situación del ducado de Bretaña en 1204 desde el punto de vista de la familia aquitana: el gobierno de un territorio en manos de alguien que no es de la familia, Alix de Bretaña, pero sin renunciar a los derechos que los Plantagenet-Aquitania tenían sobre ese territorio.



Reconstrucción del emblema por José Moreiro Píriz.

A su lado, un emblema verado en tonos de duelo (oro y sable) con una peculiaridad: debajo de cada línea de verado antiguo se dibuja otra línea horizontal y, en medio de ambas, constantes cortes verticales, como si el verado, que recordamos que representaba el manto protector del rey,  quisiera alargarse más de lo normal. Hasta ahora hemos visto este tipo de emblemas en reinas viudas o de matrimonio anulado, sin embargo, en este caso, si aceptamos que el mismo se refiere a Leonor de Bretaña, hay tres razones que justifican la peculiaridad comentada: en primer lugar, no es una reina viuda, sino una huérfana; en segundo lugar, es heredera de trono, es decir, la titular de una línea de sucesión y, por último, la protección verada que se le está dispensando es especial, incluso podríamos decir que reforzada, dado que se la mantiene tutelada pero cautiva en realidad.



Reconstrucción del emblema por José Moreiro Píriz.

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