miércoles, 24 de mayo de 2023

Veros y verados heráldicos: bajo el manto protector del rey

Uno de los grupos de emblemas cuya identificación nos resultó más estimulante y difícil a la vez fue el de esos que presentan veros y verados antiguos, es decir, ondulaciones o semicírculos, y que nos encontramos en el arrocabe trasero, en el primer lienzo del arrocabe derecho y del izquierdo y en el cuadral derecho de la techumbre.


Veros antiguos.


Veros en el forro de la capa de Alfonso IX de León.

Según íbamos identificando posibles personajes representados por esos emblemas, reparamos en que había una norma que se iba cumpliendo en todos ellos: había emblemas verados allí donde, por interpretación general, debía ubicarse un miembro de la realeza que, por distintas circunstancias, había quedado desvalido y tenía que acogerse a la protección de un monarca. Fue entonces cuando pensamos que, de nuevo, no teníamos que buscar a un noble o monarca cuyo blasón fuera verado, sino que había que ir a la heráldica primigenia, al origen de los veros y verados, para saber realmente con qué sentido se estaban empleando éstos en la decoración de la techumbre.

Al margen de los campos de color liso, en heráldica uno de los campos más utilizados es el de las pieles. En origen se diferenciaban dos: el armiño, que aparece, por ejemplo, en el escudo actual de la Bretaña francesa y el vair o vero, cuyo nombre se debe a un tipo de ardilla de espalda gris azulada y abdomen blanco, de ahí que los veros tengan este nombre cuando son de color azur y plata y, sin embargo, se utilice la palabra "verado", si los colores son diferentes. A partir del siglo XIV muchos nobles incorporaron estos campos a sus escudos. En origen, los veros y verados eran ondulados, como los de nuestra techumbre, que actualmente se conocen como "veros antiguos", pero, después, se hicieron más geométricos, como los que muestra el blasón de María la Brava, el de los Monroy de Salamanca.


Campo de armiño en el escudo de Bretaña.


Veros en los cuarteles segundo y tercero del blasón de la familia Monroy,

Ahora bien, a efectos de nuestra interpretación, tenemos que irnos al origen mismo de los veros antiguos, al uso de los veros y verados antes de que éstos aparecieran en los escudos nobiliarios.

Los veros, esas pieles de ardilla (o armiño) se usaban para elaborar el forro de las capas de los reyes. Existe numerosa documentación acerca de capas "forradas de veros" con las que se vestían los reyes en la Edad Media, algunas de ellas conservadas en museos, pero, probablemente, los veros más antiguos sean los que se aprecian en la imagen que acompaña el sepulcro de Godofredo V, conde de Anjou y bisabuelo paterno de la reina Berenguela, fallecido en 1151. Esos mismos veros también los vemos en la imagen ecuestre de Juan Sin Tierra que se ve en el fresco de los Plantagenet, conservado en la ermita de Santa Radegunda de Chinon.


Godofredo V, conde de Anjou.


Juan sin Tierra en el fresco de los Plantagenet.

Pero la pista definitiva sobre el significado de los veros o verados en la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca nos la dio la imagen esculpida a los pies del sepulcro de Berenguela de Navarra, localizado en la abadía de L'Epau. Esta escultura representa a un león sobre un podenco. Según las interpretaciones más aceptadas, el león representa a su esposo, Ricardo Corazón de León, que defiende al can, la reina, con aire vigilante y de protección 
[1].


Comenzaba así a cobrar sentido nuestra teoría de que en la decoración de la armadura se utilizaban emblemas verados cuando se quería representar a un personaje que, debido a los avatares del destino, necesitaba protección real. Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente nos dispusimos a "releer" los maderos y encontramos seis emblemas verados para representar personas o circunstancias.


Imagen de la Virgen de la Misericordia, que se puso muy de moda a partir del siglo XIV, que se conserva en el monasterio de Las Huelgas de Burgos y en la que se expresa la misma idea de protección bajo un manto que simbolizan los emblemas verados de la techumbre, correspondientes a una heráldica primigenia medieval que poco tiene que ver con la heráldica nobiliaria de la Edad Moderna. 
https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/virgen-de-misericordia

Los dos primeros emblemas verados los encontramos en las tabicas superiores del primer tramo del arrocabe derecho y del izquierdo. Creemos que estas dos tablas enfrentan emblemas alusivos al príncipe heredero y tenente de Salamanca en el momento en el que se decoró la techumbre, el infante Alfonso, futuro Alfonso X de Castilla y de León y emblemas que representan ejemplos de vida a seguir por él, conformándose así un speculum princeps

De este modo, un verado lo localizamos en la tabica superior del primer tramo del arrocabe derecho. El hecho de que se enfrente a un cuartelado en el que sólo aparecen castillos, nos lleva a concluir que la intención es hacer referencia a la naturaleza castellana del infante, pero eso sí, sin reconocerlo como heredero, sino como un mero protegido de Castilla, ya que, si en ese momento histórico hubiera fallecido su padre, Fernando III, los derechos sucesorios de Castilla habrían vuelto a su abuela Berenguela, que nunca renunció a ellos.


Este mismo emblema verado se repite en la triada central del arrocabe trasero por lo que, por coherencia, pensamos que representa al mismo personaje, el infante Alfonso, en ese caso junto a un escudo que representa a sus bisabuelos Alfonso VIII y Leonor Plantagenet como fallecidos y a otro que representa a su padre, Fernando III.


Si en el speculum princeps que forman el primer tramo del arrocabe derecho y el primero del izquierdo la primera pareja de emblemas tiene naturaleza castellana, tal y como acabamos de explicar, la segunda es de carácter leonés. En el lado izquierdo, donde se representan los ascendientes de los que tiene que aprender el infante, se representa a su abuelo paterno, Alfonso IX de León, con un verado ondulado inscrito en un losange, es decir, como un protegido de otro monarca al que le pertenecen los tonos oro y gules, los propios del rey de Castilla, seguramente en referencia al vasallaje que, según la perspectiva castellana, Alfonso IX había rendido a su primo Alfonso VIII en Carrión de los Condes en el año 1188. En el lado derecho, donde se representan los atributos del heredero, observamos la señal real del león inscrita en un losange, indicando con ello que el infante pertenece a un reino de León no enfeudado, ya que su padre y monarca en ese momento, Fernando III, no es vasallo de ningún otro y reina sobre ambos reinos.

Por otro lado, en el lado derecho del arrocabe trasero nos encontramos con un escudo partido en palo con un verado ondulado y cruces flordelisadas. Dado que pensamos que el emblema que está a su izquierda representa al condado de la Gascuña, entendemos que el escudo partido es una forma iconográfica de representar el compromiso matrimonial entre Alfonso VIII, representado por la cruz, su sello personal empleado en varios de signos rodados, y Leonor Plantagenet, representada por el verado ondulado alusivo a la protección Plantagenet de la que gozaba como hija de Enrique II de Inglaterra. Esto es así porque la Gascuña formó parte de la dote de la novia.


Un verado bastante peculiar nos lo encontramos en el extremo derecho del arrocabe trasero. En este caso, bajo cada línea verada se dibuja una paralela y, entre ambas, continuos cortes. Somos perfectamente conscientes de que éste es uno de esos emblemas cuya interpretación resulta de lo más arriesgada, pero pensamos que este icono acompaña a una representación del reino de Navarra y que, por lo tanto, representa a  Alfonso VIII de Castilla como protegido por el reino de su madre, Blanca Garcés de Pamplona, del que nació siendo heredero y al que arrebató las provincias vascas.




En el cuadral derecho encontramos este emblema con verados y una bordura de gules con ocho aspas de oro que representa al infante Fernando "el Castellano" como hipotético perdedor en la disputa por el trono de León frente a sus medio hermanas Sancha y Dulce. El campo sobre el que se colocan los verados de protección es blanco, en correspondencia con el campo de las armas plenas de su padre, el rey de León. La bordura de gules presenta aspas sustituyendo a los castillos de oro de su madre, Berenguela, representándosele así como hijo de un matrimonio anulado por el papa.


Precisamente este emblema es reflejo de otro que presenta las armas del rey de león con una bordura con ocho castillos y que se encuentra en el cuadral izquierdo. Este emblema representa lo que realmente ocurrió: que Berenguela se las apañó para que el papa reconociera a su hijo Fernando como descendencia legítima en el año 1218, siendo de esta forma reconocido también como heredero del trono de León.


Si comparamos los dos emblemas, reflejo el uno del otro, vemos que las aspas sirven para "tachar" los castillos de su madre y expresar así que el infante se hubiera visto privado de sus derechos al ser considerado hijo de un matrimonio anulado por la Santa Sede. 

[1] Sagastibelza, M. (2008). La efigie tumbal de Berenguela y su odisea. Disponible https://berengueladenavarra.blogspot.com/2008/03/la-efigie-tumbal-de-berenguela-y-su.html el 24/04/2023.

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