¿No os suele pasar eso de que lees un libro y la introducción no la entiendes hasta que finalizas la lectura del mismo? Bien, pues esto es exactamente lo que nos ha ocurrido a nosotros a la hora de intentar comprender lo que representan el primer tramo derecho e izquierdo del arrocabe de la techumbre. Nos enfrentamos a la interpretación de la iconografía de la armadura comenzando por estas tabicas y, sin embargo, hemos tenido que comprender el resto de la decoración del arrocabe y de los cuadrales para poder comenzar a intuir la intencionalidad de los mismas. Ahora estamos convencidos de que el primer tramo del arrocabe derecho y el primer tramo del arrocabe izquierdo son el prólogo que justifica la obra en su totalidad.
Porque el caso es que haber localizado a la reina Berenguela, representada con el castillo de oro de su padre y la chova piquirroja del santo protector del linaje Plantagenet, ahora no nos parece que fuera tan difícil, del mismo modo que nos parece claro que al lado de estas tabicas que nos hablan de la monarca se representa la proclamación de su hijo, rey de Castilla desde 1217, como rey de León en 1230. Muy diferentes han sido las cosas para los primeros tramos de arrocabe, los que nos encontramos nada más subir a la pasarela que nos permite admirar la techumbre a la altura de nuestros ojos, ya sea por el lado derecho o por el izquierdo, porque, desde luego, han sido causa de múltiples desazones y zozobras.
Vamos a comenzar hablando de los cuatro emblemas con palos de gules en campo de oro y con una bordura de azur cargada de cruces que podemos ver en la tabica inferior del primer tramo del arrocabe izquierdo. Sobre el origen de este emblema, que aún hoy consta en la partición izquierda del escudo de la ciudad de Salamanca, se han escrito muchas páginas, y las que quedan por escribir, puesto que atribuirlo a un tal conde don Vela que era hijo ilegítimo del rey de Aragón y que había luchado en Tierra Santa no deja de ser seguidismo de una leyenda heráldica más de las muchas que se inventaron los fantasiosos genealogistas y heraldistas de la nobleza durante la Edad Moderna. Su origen, por fuerza, ha de ser otro. En cualquier caso, de lo que nosotros estamos convencidos ahora mismo es de que a mediados del siglo XIII este emblema representaba al tenente de la ciudad de Salamanca. Su presencia en otros lugares tales como la iglesia de San Marcos o la de San Martín, en este último caso junto a las armas reales (el cuartelado de castillos y leones) y concejiles (el toro sobre el puente), dejan poco lugar para la duda.
Emblema con tres palos de gules en campo de oro y con una bordura de azur cargada de cruces que podemos ver en la tabica inferior del primer tramo del arrocabe izquierdo.
Armas reales en el interior de la iglesia de la Real Clerecía de San Marcos en Salamanca. Reconstrucción del escudo por el heraldista José Moreiro Píriz.
El mismo emblema pintado en el interior de la iglesia de San Marcos, que adquirió el título de Real Clerecía en el año 1202, siendo Berenguela de Castilla reina consorte de León. Reconstrucción del emblema por el heraldista José Moreiro Píriz.
Conjunto de tres blasones dispuestos de forma triangular, con el cuartelado en la posición superior, situados bajo el campanario de la iglesia de San Martín. Reconstrucción de los escudos por el heraldista salmantino José Moreiro Píriz.
Dado que la tenencia de la ciudad en el tiempo en el que creemos que se decoró la techumbre, hacia 1245, la ostentaba el infante Alfonso, nieto de Berenguela y futuro Alfonso X de Castilla y de León, creemos que esta sucesión de emblemas que aparece en el primer tramo del arrocabe derecho representa a su persona, del mismo modo que las sucesiones de cuatro emblemas que encontramos en otras tabicas representan a otros miembros de su familia, ya sean sus bisabuelos y abuelos por parte de su padre y sus padres, el rey Fernando III y la reina Beatriz de Suabia. El otro argumento a favor de esta teoría se basa en nuestra interpretación de las figuras heráldicas representadas en los emblemas de la tabica superior y en los que aparece un emblema del reino de León, donde el infante Alfonso ocupaba ya, al ser el heredero, importantes tenencias, y el águila de los Honhenstaufen, alusiva al linaje de su madre, la reina consorte Beatriz de Suabia.
Frente a esta tabica, en el arrocabe izquierdo, nos encontramos los emblemas del castillo de oro y del león de oro en campo de sable, de luto, que no nos cabe duda de que son un trasunto de los sepulcros de los reyes Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet que se conservan en el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas. De este modo, el heredero del trono tiene como reflejo a sus bisabuelos, conquistadores de Cuenca en 1177 y líderes de los cinco reinos cristianos peninsulares —Castilla, Navarra, Aragón, León y Portugal— en la campaña que condujo a la victoria de las Navas de Tolosa de 1212.
Lo que representan los emblemas que decoran las tabicas superiores de estos dos primeros tramos de arrocabe lo trataremos en las dos siguientes entradas, aunque aquí ya hemos dado cuenta del león y del águila que aparecen en el primer tramo del arrocabe derecho.