Leonor Plantagenet (1160-1214) fue hija de la más famosa de las reinas medievales, Leonor de Aquitania, y del rey Enrique II de Inglaterra, el supuesto inductor del asesinato del arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, elevado a los altares y conocido en estas tierras nuestras como santo Tomás Cantuariense.
En 1170, con tan sólo diez años de vida, Leonor Plantagenet contrajo matrimonio con el futuro vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa, el rey Alfonso VIII de Castilla (1158-1214), contando él con catorce años. Con este matrimonio Castilla mostraba su apoyo a los Plantagenet-Aquitania, que reinaban en Inglaterra y señoreaban territorios franceses frente a sus rivales, los Capeto, que reinaban en Francia. Asimismo, se fortalecía la posición castellana frente al resto de reinos cristianos peninsulares (León, Portugal, Navarra y Aragón) y se alcanzaba un mayor protagonismo internacional.
Pero lo relevante para el caso que nos ocupa, la decoración de la techumbre de la iglesia del convento de Santa Clara de Salamanca, es que la llegada a Castilla de Leonor Plantagenet y su nutrido séquito fue un factor determinante en la difusión del culto a santo Tomás Cantuariense en los reinos cristianos peninsulares. Sabemos que el 30 de abril de 1179 la reina Leonor asumió la protección de una capilla dedicada al santo situada en la catedral de Toledo, que había sido fundada dos años antes por el matrimonio formado por los condes Nuño Pérez de Lara y Teresa Fernández de Traba, dama que llegaría a ser reina de León al casarse en segundas nupcias con el rey Fernando II (1137-1188). Con este gesto en la sede eclesiástica más importante del reino de Castilla, Leonor mostraba su devoción por santo Tomás Cantuariense al tiempo que contribuía fielmente al anhelo de expiación de su padre.
Aunque no existe evidencia
documental, se piensa que Leonor también tuvo un papel determinante en la
difusión del culto en la provincia de Soria, donde se conservan dos
excepcionales obras artísticas dedicadas al martirio de Becket. La primera es
el frontal del altar de piedra de la iglesia de San Miguel de Almazán, fechado
en torno al año 1200. La segunda obra relacionada con la
recepción de dicho culto en esas tierras se halla en la propia ciudad de Soria,
lugar de nacimiento de Alfonso VIII, en la iglesia de San Nicolás, donde se conserva una capilla decorada con un interesante ciclo
pictórico dedicado a Becket.
Cabeza de una estatua que se cree que representaba a la reina Leonor Plantagenet en la catedral de Cuenca, ciudad conquistada por su esposo, Alfonso VIII, en 1177.
Pero el caso es que Leonor Plantagenet era reina de Castilla y nuestra techumbre se encuentra en Salamanca, territorio del reino de León, en ese momento gobernado por el rey Alfonso IX, primo carnal y a la vez feroz enemigo de su esposo, Alfonso VIII de Castilla. ¿Cómo fue entonces que la chova piquirroja, el emblema atribuido a santo Tomás Cantuariense, terminó pintada en la techumbre de una iglesia de Salamanca?
Para saber más sobre la introducción del culto a Sto. Tomás Cantuariense en los reino de Castilla y de León, véase el artículo "Tomás Becket y la Península Ibérica: imágenes. reliquias y comitentes" de Carles Sánchez Márquez y publicado en el número 32 de la revista Románico.