jueves, 23 de marzo de 2023

La muerte de Alfonso IX de León

La paz entre León y Castilla durante los años siguientes al Pacto de Toro (1218) permitió a ambos reinos centrarse en la lucha contra los musulmanes y, mientras el hijo, Fernando III de Castilla, tomaba Baeza en 1227 y se afanaba en la toma de Jaén, que resistiría hasta 1246, el padre, Alfonso IX de León, conquistaba Cáceres, Mérida y Badajoz, haciéndose posible así la futura conquista de Córdoba en 1236 y de Sevilla en 1248 por parte de tropas castellanas y leonesas. Pero el monarca leonés no volvería a librar ninguna batalla tras sus conquistas en Extremadura ya que -en septiembre de 1230, de camino hacia Santiago de Compostela- falleció en Sarria (Lugo), a los cincuenta y nueve años de edad.


Sepulcro de Alfonso IX en la catedral de Santiago de Compostela. 

El lineal inferior del tercer lienzo del arrocabe izquierdo de la techumbre registra precisamente este fallecimiento. En tonos sable, oro y gules encontramos cuatro emblemas custodiados por dos leones. Los emblemas se remiten dos a dos y en ellos tenemos:

Enmarcado en un círculo de oro relleno de gules un emblema con un león de gules perfilado y matizado de oro y con bordura de sable cargada con dieciocho aspas de oro. Es la forma de representar solemnemente al monarca y al guerrero fallecido, con un león de hechura diferente a la de cualquier otro que se pueda ver en la decoración de la armadura. Este emblema respeta el campo de plata del reino de León, sin embargo, altera el color del león y le añade bordura, es decir, mal que nos pese, Berenguela está brisando (modificando) las armas del rey, algo que en principio resulta muy extraño. Tres son las razones que se nos ocurren para explicar esta anomalía:

1. Berenguela puede estar queriendo expresar que en su educación castellana estaba la idea de que el heredero legítimo de todo el imperio de su bisabuelo, Alfonso VII, era su padre, Alfonso VIII. Esta idea se hace evidente si recordamos que, recién proclamado monarca, Alfonso IX de León se ve obligado a dejarse armar como caballero en Carrión de los Condes por Alfonso VIII de Castilla y a rendirle homenaje besándole la mano, lo que supuso una gran humillación para el monarca leonés.

2. En el arrocabe cada emblema representa a una persona y, puesto que en el lienzo enfrentado Fernando III será proclamado rey de León, había que elegir uno de los dos, padre o hijo, como propietario de las armas plenas del reino. Berenguela, obviamente, opta por el hijo, teniendo en cuenta además que el esposo, Alfonso IX, ha fallecido.

3. Dejar patente un tema que a Berenguela le obsesionaba: la legitimidad de un rey para reinar. Éste era un asunto que dependía de varios factores: el apoyo de la nobleza, el de la Iglesia, el del antecesor en el cargo y la solvencia eclesiástica del matrimonio de los progenitores porque, cuando un matrimonio era declarado nulo por el papa, como ocurrió con el de los padres de Alfonso IX, la descendencia se consideraba ilegítima. Y esto fue algo a lo que Alfonso IX tuvo que enfrentarse ante las reclamaciones de su hermanastro, Sancho Fernández de León, el hijo que su padre, Fernando II, tuvo con su tercera esposa, Urraca López de Haro, con la que convivió hasta el final de sus días en un matrimonio legítimo. 

Precisamente esta última circunstancia es la que da lugar a la bordura cargada de aspas que enmarca el emblema de rey de León fallecido. Esta bordura nos causó muchos problemas de interpretación ya que, en un primer momento, los nobiliarios de los siglos XVI y siguientes nos hicieron creer que las aspas se debían a san Andrés, por haber acontecido en su día la toma de Baeza (30 de noviembre de 1227). Descartamos esta teoría por inconsistencia histórica demostrada por la historiografía ya que a san Andrés no se le representa con una cruz aspada hasta bien entrado el siglo XIV; de este modo, creemos que en esta techumbre las aspas en una bordura se emplean para representar la pérdida del linaje materno como consecuencia de la declaracion de nulidad del matrimonio de los padres. En el caso de Alfonso IX se "tachan" así las ondas con que se representa el linaje portugués de su madre, Urraca de Portugal. Berenguela representaría de este modo la importancia de su lucha vital porque sus hijos fueran reconocidos como legítimos por el papa, de tal forma que sobre su prole no se cerniera ni una sola sombra de ilegitimidad.


Lienzo en el que se representa la muerte de Alfonso IX de León y el luto de su segunda esposa, Berenguela de Castilla. 


Emblema que representa al fallecido Alfonso IX de León.


Emblema que en el cuadral derecho representa la descendencia de Alfonso IX de León y de Teresa de Portugal, el león en campo de plata por el padre y la bordura de gules cargada de verados por la madre. Alfonso IX, hijo del rey de León y de Urraca de Portugal, también podría haberse representado con este emblema, que se presentaría con los verados de su madre tachados con aspas tras la anulación del matrimonio de sus padres en 1175, como de hecho se presenta en el lienzo en el que se representa su muerte en 1230.

Las crónicas castellanas recuerdan la ilegitimidad de Alfonso IX de León por lo incestuoso del matrimonio de sus padres, sin embargo, no por ello dejan de reconocerlo como monarca, es decir, es rey, pero con tara, con pecado original. Lo cierto es que hemos ido aprendiendo que la decoración de la techumbre de Santa Clara es en gran parte un reflejo visual de esas crónicas castellanistas; no en vano parece que es desde esa perspectiva desde la que se diseña. Por ello, junto al emblema anterior que denuncia la ilegitimidad del rey, encontramos una enorme flor de lis que no deja lugar a dudas al respecto de que el representado es el monarca. Recordemos a tales efectos cómo en todos los reinos cristianos y en el de León en particular se extendió a través de la Biblia la representación de Cristo como una flor de lis por ser el "lirio de los valles" del Cantar de los Cantares y que, los monarcas, como muestra de que su poder tenía origen divino, fueron adoptando también este emblema. Por otra parte, son numerosos los ejemplos que demuestran que en la emblemática leonesa las flores de lis formaron un todo con los leones, de hecho así lo vemos en los signos rodados de Fernando II y Alfonso IX en los que una flor de lis emerge de la boca de la señal real del león. En consonancia, también aquí, junto con el león brisado en color y bordura por la ilegitimidad, tenemos una flor de lis que le acompaña: es la forma de decir que se trata de un rey con todos los defectos legales que se quiera, pero rey al fin y al cabo.




Reconstrucción en cuartelado por el heraldista José Moreiro Píriz de la linea de cuatro emblemas que representan la muerte de Alfonso IX de León. 


Comparativa entre los matices de hilo de oro del león del pendón de Fernando III, conservado en la catedral de Sevilla, y el matizado dorado del león que representa la muerte de Alfonso IX en Santa Clara de Salamanca. En ambos casos se hizo un fino trabajo para representar al monarca leonés. 

- En el lineal superior, en consecuencia con lo que veremos en el lienzo en el que se da cuenta de la muerte de la reina Beatriz de Suabia, encontramos unos emblemas con palos de oro y de gules. Podría ser otra forma de presentar el duelo, esta vez a través de una iconografía que recuerda a las telas barradas con las que se solían cubrir los sepulcros y que recibían el nombre de alcatifas o reposteros [1]. Respecto a estas telas rayadas en gules y oro podemos decir que aparecen también en los forros y en las almohadas funerarias que se colocaron en los ataúdes de miembros de la familia de Berenguela y que se pueden ver expuestos en el Museo de Telas Medievales del monasterio de Las Huelgas de Burgos, algo que podría no ser una casualidad.



Telas barradas encontradas en el ataúd de Alfonso VIII de Castilla y conservadas en el Museo de Telas Medievales en el Monasterio de las Huelgas (Burgos). 

[1] FUENTE: Olga Pérez Monzón / "La procesión fúnebre como tema artístico en la Baja Edad Media". Anuario del departamento de Historia y Teoría del Arte. Vol. 20, 2008, pp. 19-30. IDDN: 1130-5517. Página 22.

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